Michael Crawford
—No entiendo por qué me has hecho venir aquí—Suspiro y miro a mi amigo River, que me mira emocionado.
—Oh vamos, antes te encantaba venir aquí—Me respondo y yo miro a mi alrededor, viendo como el gimnasio no ha cambiado casi nada en este tiempo que he estado sin venir.
—Tu lo has dicho, me encantaba—Respondo. —Ahora tengo otras maneras de canalizar lo que siento, ya no me hace falta pegarme con otros chicos—Añado recordando las horas que llegué a pasar aquí dentro entrenando para los combates de boxeo.
—No es pegarte, es competir—Me corrige. —Además, eras muy bueno y tienes que reconocer que te encantaba, puede que lo hicieras para despejarte pero siempre que estabas aquí se te veía contento.
—Sí, supongo que sí que era bueno—Asiento recordando las distintas competiciones que llegué a ganar. —Y sí, puede que tengas razón con que me encantaba.
River y yo somos amigos desde hace muchos años, en cierto momento él me enseñó que boxeaba y decidí probarlo, lo que me llevó a darme cuenta de que me gusta boxear pero a la vez descubrí un deporte con el que acabé canalizando mis sentimientos, al principio parecía una buena idea porque me hacía sentir mejor, pero llegó un punto en el que pasaba demasiadas horas entrenando y entonces decidí que era necesario dejarlo.
—¿No lo echas de menos?—Pregunta. —Porque yo sí que echo de menos que vengas por aquí—Me mira. —Me gustaba tener a alguien de mi nivel con quien entrenar, los demás no es que sean muy buenos—Añade y me río.
—Puede que alguna vez sí que lo eche de menos—Murmuro. —Pero ya no soy el que era antes y Spencer no estaría contenta si se enterase que he vuelto al boxeo porque ella sabe que lo usaba para sacar mi rabia.
—¿Y qué más da lo que piense Spencer? Ni siquiera creo que sepa lo que dice, si no has probado el boxeo no conoces el sentimiento.
—Es psicóloga, estoy bastante seguro de que sabe lo que dice—Le comento y él se encoge de hombros.
—Bueno, aunque ella sepa de lo que habla, eso no quiere decir que ahora el boxeo tenga que ser tu vía de escape como lo era antes, ahora podría ser algo que haces por gusto.
—Puede que en eso tengas razón.
—¡Claro que la tengo!—Me sonríe triunfal. —No lo digo porque sea tu mejor amigo, pero eras muy bueno Mike—Añade. —Al gimnasio le iría bien recuperarte, no estamos quedando muy bien últimamente en las competiciones—Añade y me río un poco.
—Sí, lo he visto, sois un poco malos—Me río. -Estáis perdidos sin mi.
—¡Oye!—Se queja. —Para tu información, he mejorado mucho desde que no estás aquí.
—¿Ah sí?—Lo miro divertido.
—Así es—Asiente satisfecho. —Alguien tenía que ocupar tu sitio.
—¿Y ese alguien eres tú?—Pregunto curioso.
—Puede—Se encoge de hombros y yo me río un poco.
Observo mi alrededor mientras veo como otros chicos entrenan, aquí dentro parece que todo sigue igual, parece que nada ha cambiado, pero desde luego que yo si que lo he hecho.
—¿Qué opinas entonces?
—¿Qué opino de qué?—Pregunto.
—¿Vas a volver al gimnasio?—Pregunta.
—No lo sé River—Respondo. —No es algo que pueda hacer a la ligera, tengo que pensarlo, no quiero volver a ser el imbécil que era antes, creo que incluso debería hablarlo con Spencer
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Perfectamente imperfectos
Storie d'amoreTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...