Capítulo 7

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Maya Walker

Siempre que acepto ir a casa de Bianca a arreglarme, me acabo arrepintiendo pues eso supone tener que llevarme todo lo que necesito, no suelo ser demasiado exagerada a la hora de arreglarme, pero cuando lo hago me gusta hacerlo bien.

Suspiro un poco mientras hago presión en un intento de que todo entre en la mochila.

—Esto es imposible—Me quejo al ver que no entra todo. —Se me va a arrugar la ropa—Me quejo de nuevo.

Cuando he conseguido meter todo de una manera bastante decente, bajo rápidamente a la cocina para buscar un post it y escribir: Papá, ya he cenado, salgo con Bianca y Lucy, volveré tarde.

Después vuelvo a subir a mi habitación, cojo todo lo que he preparado y vuelvo a bajar, para así salir de casa.

En estos momentos agradezco que Bianca no viva muy lejos mio, porque lo último que quiero es estar encontrándome gente mientras voy cargada como si no hubiese un mañana a la vez que con unas pintas un poco raras.

Al llegar a su casa, llamo al timbre y pocos segundos después, mi amiga me abre.

—¡Maya!—Me sonríe. —Como siempre eres la primera—Comenta.

—¿Esta es la hora a la que habíamos quedado no?—Pregunto confundida por si me he adelantado pero ella asiente.

Una vez dentro de su casa, subimos hacia su habitación, al dejar las cosas suspiro aliviada y me dejo caer en su cama.

—Estoy reventada.

—Eres una exagerada—Se ríe. —Solo has tenido que venir hasta aquí, no es como si hubieses atravesado media ciudad.

—Intenta levantar mi bolsa y luego me lo dices, porque te aseguro que pesa un montón—Me quejo y ella vuelve a reírse para después sentarse a mí lado.

—¿Ya sabes que te vas a poner?

—Sabes que soy indecisa, he traído varias opciones, asi me podeis ayudar a escoger—Respondo y ella asiente.

En ese instante suena el timbre, dejándonos saber que Lucy ha llegado también, así que Bianca baja a abrirle la puerta y poco después las dos llegan a la habitación.

—Venga, empecemos—Indica Lucy.

—No sé por qué hay que empezar tan pronto—Me quejo. —Hay mucho tiempo aún—Suspiro.

—Claro que no hay tiempo, hay muchas cosas que hacer, arriba Maya—Me dice ella.

—Sí sargento—Suspiro y ella se ríe antes de lanzarme un cojín. —¡Eh!—Me quejo antes de lanzarlo de vuelta.

—Apreciaría que no me rompierais nada—Se ríe Bianca.

—Perdón—Decimos al unísono y luego nos reímos.

Miro a mis amigas y sonrio levemente, cuando están fuera de la universidad, fuera de toda esa obsesión que tienen por la popularidad, en realidad es muy agradable estar con ellas y me lo suelo pasar bien.

Veo como ellas empiezan a sacar cosas, así que decido imitarlas aunque sé que lo más seguro es que al final yo termine antes que ellas y me toque esperar, como suele pasar siempre.

Me deshago de la coleta que llevo y busco la plancha, el cepillo y unas cuantas pinzas en mi mochila, después me acerco al espejo, me siento en el suelo y empiezo a separar mi pelo en secciones mientras la plancha se calienta. Una vez lista, empiezo a arreglar mi pelo, haciendo ondas en él.

Un rato más tarde ya tengo todo el pelo ondulado y me giro hacía mis amigas, esperando su aprobación.

—Te queda genial Maya—Me sonríe Bianca.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora