Capítulo 41

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Maya Walker

—¿Estás segura de que esto es una buena idea Maya?—Pregunta Michael y yo asiento. —Recuerdas que mi pelo es rojo y llevo tatuajes, ¿verdad?

—Lo recuerdo perfectamente—Me río. —Además mi padre ya te ha visto.

—Me vio como por dos minutos y era de noche—Me dice.

—No tengas miedo.

—Si que lo tengo—Responde. —No quiero que me expulse de tu casa y me prohiba verte.

—Mi padre no va a hacer eso—Me río. —Y si lo hiciese te aseguro que eso no me detendría—Añado. —Seríamos como Romeo y Julieta—Bromeo.

—Sabes que los dos terminan muertos, ¿verdad?—Hace una mueca y vuelvo a reírme.

—Entonces... Seríamos como Romeo y Julieta pero sin la parte trágica—Comento y él asiente conforme, entonces veo como mira la puerta de mi casa y suspira. —Si no quieres hacerlo puedo decirle a mi padre que no podías venir.

—No es que me haga ilusión someterme a un interrogatorio por parte de tu padre para ver si valgo la pena como para estar contigo o no, pero estoy saliendo contigo, así que en algún momento tengo que pasar por esto y sé que cuanto antes mejor—Me mira. —Se supone que cada vez que lo vea debería ser menos incómodo que hoy—Añade y asiento. —Entremos antes de que me acobarde—Pide y me río levemente antes de asentir.

Nos bajamos de su coche y entonces vamos hasta la puerta de mi casa, mi padre vio a Michael la noche de mi cumpleaños y lleva desde entonces insistiendo en que quiere conocerlo. No es algo que me haga demasiada ilusión porque sé que mi padre, aunque no siempre esté en casa, tiende mostrarse sobreprotector con la gente que meto en mi vida y no quiero que trate mal a Michael.

Suspiro levemente y entonces abro la puerta.

—¡Papá estamos aquí!—Anuncio.

—¡Genial!—Responde de vuelta. —¡Estoy en la cocina!—Añade.

Miro al pelirrojo y él asiente por lo que le sonrío levemente y entonces atravesamos el pasillo hacia la cocina.

De camino sonrio levemente pues puedo sentir el olor a pizza casera, mi padre no está mucho en casa y a veces me siento algo ignorada pero cuando está por aquí suele intentar cocinar comida casera, creo que ese es su intento de disculparse y compensarme de alguna manera.

—Hola papá—Lo saludo. —Te veo ocupado—Añado viendo el desorden de la cocina.

—No no, todo está bien, solo tengo que meter esto en el horno y estaré para vosotros—Comenta antes de meter la pizza en el horno, después se lava las manos y entonces se gira hacia nosotros. —Hola, supongo que tu eres Michael.

—Él mismo—Le responde él y yo sonrío levemente.

—Es un placer conocerte Michael, yo soy Simon—Se presenta antes de tenderle la mano.

—Encantado de conocerte—Le dice él, aceptando la mano de mi padre.

—Vale genial, presentaciones hechas, ahora dejemos la incomodidades a un lado—Comento pues aunque los dos se mantienen amables puedo notar la tensión en el ambiente. —¿Cómo va la cena papá?

—Va genial, he hecho pizza casera, espero que te guste la pizza Michael.

—Oh, sí, me gusta—Asiente. —En realidad me gusta casi todo, no soy muy quejica con la comida.

—Eso es bueno—Asiente mi padre. —No como Maya que no le gusta casi nada—Añade y lo miro mal.

—Lo he notado-Murmura Michael.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora