Que hoy sea mi última sesión con Spencer es algo que no sabía si llegaría. Cuando empecé con todo esto estaba en un lugar muy oscuro del cual no parecía que fuese a salir nunca.
Esta es la última vez que me sentaré en esta silla, en este pequeño y acogedor despacho donde he pasado tantas horas hablando con Spencer.
Me siento aliviada y un poco nerviosa, los cambios me asustan y pensar que esta es la última vez que voy a estar aquí, es algo que me inquieta un poco.
Suspiro y Spencer me sonríe con calidez, como siempre, lo que me hace sonreír también.
—Maya, has trabajado muy duro. Estoy muy orgullosa de ti— Me dice, y puedo ver en sus ojos que lo dice en serio.
—Gracias, Spencer. No podría haberlo hecho sin ti—Respondo y ella me dedica una leve sonrisa. —¿Crees... Crees que voy a estar bien?—Pregunto.
—Lo creo—Asiento. —Pero no debes culparte o sentirte mal si hay días que no te sientes bien, es completamente normal, las cosas en esta vida no son exactas y tus sentimientos y emociones tampoco lo son—Me dice y asiento.
No puedo evitar pensar en las primeras sesiones, cuando llegué, todo me dolía y no tenía ni una pizca de esperanza. No podía hablar de Noah sin romperme a llorar, la culpa me consumía. No podía ver más allá del dolor.
—Has recorrido un largo camino, Maya. ¿Qué crees que ha sido lo más importante que has aprendido?
—Creo que he aprendido a perdonarme—Respondo. —A aceptar que lo que le pasó a Noah no fue mi culpa. Y también he aprendido a vivir con su ausencia, a recordar los buenos momentos sin que me ahoguen los malos.
Spencer asiente de nuevo y me sonríe, puedo notar la emoción en sus ojos, creo que realmente está orgullosa de mí.
—Noah estaría orgulloso de ti también—Comenta Spencer.
Siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos pero por primera vez en mucho tiempo, llorar por Noah no me duele tanto.
—¿Puedo darte un abrazo antes de irme?—Pregunto. —¿O es demasiado poco profesional?—Añado.
Spencer se ríe levemente antes de levantarse de su asiento y abrir sus brazos, así que me levanto también para abrazarla.
—Gracias Spencer—Susurro y cuando me aparto de ella, me sonríe.
Siento como las lágrimas vuelven a acumularse en mis ojos, nunca creí que despedirme de mi psicóloga me entristecería.
—Adiós Maya—Se despide de mí y le sonrío una última vez antes de abandonar su despacho.
Una vez fuera respiro hondo en un intento de calmar mis emociones y entonces mis ojos se encuentran con los del pelirrojo.
Me sonríe y yo avanzo hacia él para abrazarlo.
—¿Estás bien?—Pregunta.
—Estoy bien—Asiento. —Creo que voy a echar de menos a Spencer—Añado y él se ríe levemente antes de abrazarme un poco más fuerte.
—¿Vamos a la azotea una última vez?
—Claro—Sonrío y acepto la mano que me tiende para así ir hasta el ascensor.
Una vez dentro los recuerdos de cuando conocí a Michael y de cómo nos quedamos encerrados aquí, aparecen en mi mente, lo que me hace reir.
—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?—Pregunta con curiosidad.
—Solo pensaba en cuando nos quedamos encerrados aquí—Respondo y el ascensor hace un ruido extraño, por lo que miro a Michael alarmada, pero el ascensor sigue subiendo, lo que le hace reír.
Cuando nos detenemos delante de la puerta de la azotea, sonrío, este lugar se ha convertido en un sitio especial, aquí hemos pasado muchos momentos, aquí nos dimos nuestro primer beso y nos hemos refugiado juntos del mundo un montón de veces.
Nos sentamos en nuestro rincón favorito y Michael me tiende uno de sus auriculares como ha hecho muchas otras veces y le da al play a una de las canciones que tanto nos gusta.
Apoyo mi cabeza en su hombro y él pasa un brazo a mi alrededor, acomodando.
—Te he traído una cosa—Me dice.
—¿Qué?—Pregunto y me incorporo para mirarlo. —No me tenias que traer nada—Lo miro.
—Lo sé, lo he hecho porque quería—Comenta.
Lo miro con curiosidad y él saca una pequeña caja de su bolsillo. Dentro hay un colgante en forma de estrella.
—Quería que tuvieras esto para recordarte lo fuerte que eres y que Noah siempre está contigo—Dice.
—Oh dios mio Michael—Murmuro y siento como mis ojos se llenan de lágrimas, una vez más. —Es muy bonito, gracias—Añado y me sonríe. —¿Me lo pones?—Pregunto y él asiente.
Recojo mi pelo y me giro un poco, Michael pasa el colgante alrededor de mi cuello y siento sus manos rozando la piel de mi nuca.
Cuando termina miro el colgante y sonrío.
—Gracias, Michael—Digo, abrazándolo con fuerza.
—De nada—Responde él, antes de besarme.
Nos quedamos allí, mirando las estrellas que empiezan a brillar en el cielo. Sé que todavía habrá días difíciles, pero también sé que no estoy sola. He aprendido a vivir con mi dolor y a encontrar la felicidad a pesar de él.
Michael y yo seguimos juntos, se ha convertido en uno de los pilares más importantes de mi vida y ahora mismo, todo parece posible.
—Recuerdo la primera vez que vine aquí, a la azotea —Murmumra y yo lo miro con curiosidad. —Me sentía tan solo, tan perdido. Nunca imaginé que encontraría a alguien como tú.
—Y yo nunca pensé que conocería a alguien que me aceptaria tanto como has hecho tu, gracias por apoyarme y no haber intentado cambiarme—Respondo.
Michael me sonríe y me besa la frente, así que me acurruco un poco contra él.
Pasamos un buen rato hablando de nuestros recuerdos compartidos, de las risas y las lágrimas. Hablamos también de Noah y esta vez puedo hacerlo sin que pensar en él me consuma.
—Te prometo que siempre estaré aquí para ti, Maya. En los buenos y malos momentos —Me dice Michael.
—Y yo para ti —Respondo, antes de besarlo, sellando así nuestra promesa.
Fin
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Perfectamente imperfectos
RomantikTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...