Michael Crawford
Al salir de la consulta, suelo pasarme un rato en la azotea del edificio, me gusta poder ordenar mis pensamientos después de la sesión.
Cuando me doy cuenta de que ya ha pasado un buen rato, abandono el edificio y busco a mi amigo River, pues se supone que está esperándome.
Observo la calle con una ligera mueca y entonces lo veo, apoyado en su coche mientras se fuma un cigarrillo, como es costumbre en él, eso me hace reir un poco.
Suspiro aliviado pensando en que por suerte hoy no voy a tener que esperar a que se digne a llegar y entonces me dirijo hacía él.
—Ya estoy—Informo, haciendo que se gire a mirarme.
—Por fin llegas Michael—Me mira, él solo suele llamarme por mi nombre entero cuando se siente molesto por algo, como en este momento. —Hoy has tardado un montón—Añade cuando me paro a su lado. —Tienes suerte de que soy un amigo increíble y te he esperado igual—Bromea un poco y roto los ojos, lo que le hace reír.
—Supongo que hoy tenía más cosas de las que hablar—Me encojo de hombros y entonces miro mi reloj. —Pues sí que es cierto que he tardado—Murmuro pensativo.
—¿Ha ido bien?—Pregunta curioso mientras me escanea con sus ojos oscuros, a la vez que le da una calada al cigarrillo y yo me aparto un poco cuando suelta el humo, nunca me ha gustado que se me quede ese olor en la ropa.
—Supongo que como siempre, nada nuevo, solo la misma mierda—Respondo sin darle demasiada importancia.
—De acuerdo, veo que no estás muy hablador hoy, lo entiendo—Asiente antes de tirar el cigarro al suelo y pisarlo. —Venga, nos vamos—Me pide y asiento.
Veo como rodea el coche para poder subirse, así que yo lo imito, cuando me dejo caer en el asiento del copiloto, suspiro un poco.
River sabe cuando tiene que respetar mi silencio y hay algunos días como hoy, en los que cuando salgo de la consulta, lo único que quiero es poder descansar mi mente.
Me incorporo un poco para así encender la radio a lo que mi amigo me mira curioso.
—Ten cuidado con la música que me pones—Se queja.
—Te recuerdo que yo soy el que tiene un buen gusto musical de los dos—Lo miro divertido. —Yo no soy el que tiene un gusto de mierda como otros.
—Yo tampoco soy ese—Niega y me río un poco.
—Sí tu lo dices—Murmuro antes de volver a acomodarme en el asiento.
Suspiro un poco y apoyo la mano en mi pierna para después mover los dedos nervioso, pues hay algo a lo que no paro de darle vueltas.
—¿Te apetece tomar algo?—Me pregunta.
—Tomar algo no sé si quiero, pero la verdad es que tengo hambre—Respondo pensando en cómo hoy he tenido que salir de casa a toda prisa hoy para ir a clase y no he comido.
—Pues vayamos a buscar comida para ti y bebida para mí—Me dice y yo asiento.
—Eso me parece bien—Comento.
River conduce un rato más hasta que llegamos a un sitio de comida rápida.
Él conduce hacía la pequeña ventana, para así pedir. Escucho como pide varias cosas pero no le presto demasiada atención.
—Genial, ya lo tenemos—Comenta contento, haciendo que salga de mis pensamientos para así mirarlo. —Toma, esto es tuyo—Añade pasándome una hamburguesa y le sonrío levemente.
ESTÁS LEYENDO
Perfectamente imperfectos
RomanceTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...