Maya Walker
Cuando cae la noche Michael me deja saber que es hora de ir a cenar con su padre.
—¿Sigues pensando que es una buena idea que te acompañe?—Pregunto. —Siempre puedo irme.
—Sigo pensando que es una buena idea—Me dice y asiento.
Andamos durante unos minutos por las calles principales de la ciudad las cuales al ser viernes, están repletas de gente que va de un lado al otro, igual que nosotros.
Poco después Michael se detiene.
—Hemos llegado.
—¿Vamos a cenar aquí?—Pregunto confusa viendo que el restaurante se ve de bastante buena categoría, es un lugar que a simple vista deja ver quien encaja allí y quién no y no es que ni Michael ni yo encajemos muy bien aquí.
—Así es—Asiente.
—No se si llevo la ropa adecuada para entrar en un sitio así—Le digo. —¿Crees que pueden echar si no estoy bien vestida?
—Tu ropa está bien Maya, no creo que vayan a echarte—Me dice. —Además, me tienes al lado, te aseguro que mi pelo y mi estilo desentonan más, así que no tienes porqué preocuparte—Me dice. —Siempre puedes esconderte detrás mío si la gente empieza a juzgarnos—Añade me río antes de asentir. —Mi padre ha cambiado bastante en estos últimos años, posiblemente se deba a Sofía, no lo sé, pero parece que tiene un estilo de vida muy distinto al mío, por eso nos hace cenar aquí—Me explica y asiento.
Entramos en el restaurante y observo a mi alrededor, la gente lleva ropa bastante elegante y eso hace que me encoja un poco, algo insegura. Veo como un camarero se acerca, él también se ve elegante, miro a Michael algo dudosa pero el parece igual de tranquilo que siempre.
—Buenas noches, ¿tienen reserva?—Pregunta y miro a Michael confusa.
—Mi padre hizo la reserva—Le dice él. —John Crawford—Añade y veo como el hombre revisa un listado, antes de asentir.
—Efectivamente, pueden pasar, les están esperando—Nos dice y asentimos antes de que el hombre nos haga una señal como pidiéndonos que lo sigamos, así que lo hacemos.
Recorremos el restaurante e incluso subimos unas escaleras para llegar al segundo piso, hasta que el camarero se detiene, indicándonos que hemos llegado a nuestro destino.
Si la planta baja parecía elegante, esta lo parece aún más, me siento totalmente fuera de lugar pero cuando miro a Michael, él parece totalmente tranquilo, o al menos eso es lo que aparenta.
—Michael, me alegro de que hayas venido—Veo como un hombre se levanta de su asiento y viene hacia nosotros.
Va bastante arreglado, muy acorde al lugar en el que nos encontramos, lo observo por un momento, viendo como tiene el pelo castaño, y unos ojos azules, lo que me deja ver que Michael ha heredado sus ojos de su madre.
—Hola—Michael lo saluda de vuelta. —Supongo que hubiese estado feo no venir, a mi me gusta cumplir lo que digo—Se encoge de hombros y luego el hombre me mira, ignorando el comentario de su hijo.
—¿Y quién es esta chica de aquí?
—Ella es Maya—Me presenta y le sonrío. —Maya, él es John, mi padre—Me indica y puedo notar como se esfuerza en no hacer una mueca al pronunciar eso último.
—Encantada—Le digo.
—Igualmente—Asiente, aunque su mirada no acaba de decir lo mismo y puedo notar que no le acaba de hacer gracia que esté aquí. —Venid, sentaos con nosotros—Nos pide y asentimos antes de hacerlo.
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Perfectamente imperfectos
RomanceTodos tenemos nuestros secretos, pero ¿qué pasa cuando tu secreto mejor guardado es descubierto por alguien con quien ni siquiera hablas? ¿Qué pasa si quien menos te lo esperas, es quien mejor te comprende? Maya siempre ha sido de las chicas popular...