Capítulo 1.

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Hoy era un día como cualquier otro en la vida de Kim Taehyung. Se encontraba en su cama acostado, mirando el techo, mientras a su lado dormía su pareja, Min Yoongi.

Recordaba aquellos días en los que recién estaban saliendo. El primer día que se vieron, en aquel bar, ambos al conocerse habían conectado de una forma que todos se dieron cuenta, después de esa noche, el mayor se había ofrecido a llevarlo a su casa ya que había bebido y el pelinegro aceptó.

Al dejarlo en su casa, recuerda que le dió su número de teléfono y lo dejó en su habitación acostado, no se había abusado de que el estaba ebrio, ni nada de eso. Después de aquella noche, comenzaron a hablar por teléfono, se encontraban de vez en cuando, luego tuvieron citas y ambos se dieron cuenta que se habían enamorado, así que, Yoongi, un día había preparado una linda cena para ellos dos en dónde le pidió que sea su novio, por lo cuál, Taehyung aceptó.

Pasaron los meses y fueron a vivir juntos, sus amigos estaban muy felices por ellos, se notaba que eran una hermosa pareja, que tenía una conexión increíble, eran una esas relaciones perfectas sacadas de alguna novela o libro que eran poco posibles de encontrar.

Pero duró poco, ahora, era todo distinto, el castaño era frío y serio con su "osito" (así lo llamaba), pero cambió ese apodo por un simple "Taehyung", el pelinegro se sentía mal, creía que el era el problema. ¿Acaso había engordado? ¿Ya no era lindo? Muchas preguntas invadían su cabeza, todo había cambiado... Y realmente se sentía infeliz con toda esta situación.

Una alarma estaba sonando, logrando que el pelinegro saliera de sus pensamientos. El castaño la apagó y se estiró en la cama mientras hacía un quejido, el contrario solo miraba al frente.

- Buenos días, Tae. -Saludó mientras ponía una mano encima de la suya y con su otra desocupada se refregaba un ojo-.

- Buenos días amor -Dijo desanimado mientras se levantaba de la cama- Iré a hacer el desayuno-.

- Está bien.

Salió de la habitación y fue directo a la cocina sin decir nada, allí preparó un café para Yoongi y un té para el, también hizo tostadas y demás. En cuánto sirvió todo en la mesa, vio una camisa blanca de su esposo tirada en el suelo, detrás del sofá. Frunció el ceño mientras se agachaba para tomarla, y al estirarla y sacudirla un olor fuerte impregnó en sus fosas nasales. Era un perfume, pero no el del castaño.

Ese olor... Parecía conocerlo, pero, ¿De dónde? De todos modos, esa no era la pregunta más importante, sino la de ¿Por qué demonios llevaba este perfume en su camisa? El aroma de este era dulce... Yoongi jamás usaría este tipo de perfumes, sabía los gustos de su marido y sabía que olores así los detestaba.

- ¿Qué estas haciendo? -Preguntó el mayor mientras bajaba las escaleras-.

- Nada, solo olía lo sucia que está esta camisa, ¿Que hace aquí? -Dijo mientras lo miraba-.

- Oh, es que... Ayer apenas entré a casa me dio calor y me la quité.

- Ya veo. -Respondió seco para luego tirar la camisa a la habitación de la lavandería y volver a la sala para sentarse a desayunar-.

- No te dije antes pero, tengo un viaje. -Dijo para luego morder una tostada-.

- ¿Un viaje? -Lo mira confundido-.

- Si.

- ¿Me dirás que de negocios?

- Pues no tan así pero si, debo viajar a Japón, tengo unos asuntos que arreglar.

- Oh, ya veo. -Respondió mientras le daba un sorbo a su té-.

Yoongi lo miró y puso su mano encima de la de el, para mirarlo con sus ojitos encantadores que mataban al pelinegro.

- Cariño...

- ¿Qué?

- No te enfades...

- ¿Prometes que solo es un viaje de negocios? -Dejó la taza a un lado y lo miró-.

- Si.

- ¿Volverás pronto?

- En una semana. -Sonrió- Te traeré tus dulces favoritos.

- Mejor tráeme a mi esposo de vuelta.

- Tae.

- Estás muy distante, Yoongi. Realmente no se que estoy haciendo mal o que demonios pasó.

El castaño se levantó de su silla para luego agacharse frente a la silla de su esposo y hacer que este se girara en su lugar. Pasó sus manos por su cintura y luego las subió a sus mejillas para mirarlo fijamente.

- Se que estoy raro, pero es sólo porque tengo muchísimo trabajo, vengo tarde a casa y cansado... Realmente lo siento mucho amor. -Dijo tranquilo mientras apoyaba su frente en la de el-.

- Dime, ¿Qué estoy haciendo mal? Ya no me tocas, no me abrazas... Ni siquiera me dices osito, ¿Qué cambió? -Suspiró rendido mientras lo miraba a los ojos-.

- Amor... No es tu culpa, es la mía. Prometo que volveré a ser el mismo, sólo que tengo demasiado trabajo, pero ya todo volverá a la normalidad.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo.

Ambos sonrieron y luego, Yoongi se acercó suavemente para besar los labios finos de su esposo mientras sus manos bajaban a su cintura y las del pelinegro pasaban al cuello de el acariciándolo.

𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐀 𝐌𝐈𝐒𝐌𝐀 𝐌𝐎𝐍𝐄𝐃𝐀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora