𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒𝟎

190 11 3
                                    

Thomas se sorprendió cuando le pedí que saliera conmigo un rato.

Al principio no sabíamos que hacer y pensamos en ver una película y después ir a una cafetería, la película que vimos fue la casa Gucci y no estuvo nada mal.

Aunque toda película en l que salga Adam Driver es buena.

Creo que en la cafetería fue cuando Thomas se olió me estado de animo, al final no era del todo normal que yo solo me dedicara a escuchar y escuchar.

-¿Te ocurre algo?

-No, bueno, ya sabes.

-No es solo por tú padre, ¿qué pasa?

Dude mucho en sí decirle lo de Damiano, al final era más amigo suyo que mío y no quería malentendidos.

-Es que solo he estado muy estresada con lo de San Remo.

-Ah por cierto enhorabuena, Victoria no puede esperar a escuchar la canción que presentes. Y no te preocupes, nosotros también lo estuvimos y muy nerviosos pero al final te lo pasas bien y eso.

-Gracias.

Estuvimos hablando, esta vez participé más en la conversación y al final accedí a ir a comprar ropa. En cierto modo estuvimos distraídos y nos probamos mucha más ropa de la que compramos.

Cuando llegué a casa me di cuenta de que por unos momentos había olvidado todo lo que había pasado ese invierno.

No estaba tan decaída por lo de Damiano. Pensándolo y pensándolo era una tontería enfadarse por mierdas como esta y al final es lo que tenían las relaciones.

Y como había avanzado en mi fase de pensar había pasado a la fase pasear por calles vacías, lo cuál significa o muy pronto o muy tarde.

Lo mejor para pensar lucidamente es escuchar música calmada y tranquila, mientras ves el atardecer y aprovechas para pasear por calles aún desconocidas.

Ya había caído la noche y apenas había nadie cuando volvía a casa tenía un casco fuera por si pasaba algo pero no había nadie en la calle. Solo tiendas cerradas y casas con las luces apagadas.

Esa noche había decido alargar el paseo ya que al ser Sábado había más gente en las calles.

Nunca esperé encontrarme de frente a alguien a esas horas pero solo lo ignoré. Según se iba acercando y yo veía que aceleraba cada vez más, me mantenía alerta.

-Hola muñeca.- creía conocer la voz pero no quería pensar quien era.

Seguí caminando un poco más rápido y pensé en cruzar la acera pero antes de poder hacerlo me agarró de la mano.

-Tu amiguito nos corto el rollo esa noche, creo que me merezco un premio.

Era el que hace un año casi consigue lo que no quería pensar en esos momentos y me quedé callada y sin poder moverme.

En cuanto soltó el agarre reaccioné y me puse a correr por mi vida. Pero él corría más rápido que yo y como si fuera un juego de niños.

Odiaba no saber a donde ir y giré hacía un callejón sin salida por error. 

Los pensamientos no paraban de pasar por mi cabeza y yo solo podía ver como se acercaba a mi como si fuera un zorro cazando a un pequeño conejo.

Me agarró fuertemente y yo ya no podía hacer absolutamente nada más que tratar de que fuera ameno.

Estaba encima de mi en el suelo y sus manos frías por el invierno se movían por mi cintura.

Lágrimas amenzaban por salir, y mientras me bajaba el pantalón con el suyo ya quitado solo podía aferrarme a la idea de que ya no había ningún Ethan para salvarme.

Pensé en lo frío que estaba suelo para no pensar en lo que él me hacía pero era inútil. No era cariñoso y dulce como Damiano, lo hacía como él iba a obtener placer y yo solo podía quejarme y tratar de no pensar en esto.

Mientras él estaba entretenido llegando a su clímax yo alargaba mi brazo con mucho miedo hasta toparme con una piedra lo bastante grande como para aturdirle.

Con toda la fuerza posible le di en la cabeza y cayó encima de mí. Me arrastré y me puse bien la ropa.

¿Estaría muerto o solo desmayado? ¿Había matado a alguien?

Me di cuenta de que ahora podía escapar y sin mirar atrás corrí hacia mi casa. Subí las escaleras a toda prisa hacia el baño y me di cuenta de que me sentía sucia, asqueada.

Me deshice de toda la ropa y me metí a la ducha. El agua cambiaba de fría a caliente mientras me frotaba todo el cuerpo con la esponja. 

Estaba angustiada y en cuanto salí pensé en que él había llegado al clímax, nunca había estado tan nerviosa de quedar embarazada así que me vestí con ropa nueva y puse la sucia en el cesto. 

Salí en el coche hacía la primera farmacia que hubiera. Entré y había solo una farmacéutica. 

Caminé con cierto vacile, pensando en si debería volver al coche.

-Hola, ¿qué necesitas?

-Eh, una pastilla... Del día después.

-¿Sabes usarla?

-Sí, gracias.

-Bien, serán 19.35.

-Tarjeta.

Pagué me dio el paquete y volví al coche.

Me la tomé con la misma rapidez en la que llegué a casa.

Tan solo esperaba que funcionara.

Coraline ✔️ ꜰᴀᴍᴇ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora