EM Firmado, DESTRUCCIÓN

Capítulo 4 Mágico

Kiara

Ese beso fue el primero de muchos, estuvimos varias semanas saliendo y Leo era increíble, un poco cortito pero superó mis expectativas; me abrí a él y él sé abrió a mí, descubrí a un chico muy inseguro pero era especial, sentía como si lo conociera de toda la vida, como si hubiera algo invisible que me uniera a él.

Confiaba en Leo, pero había algo que no le podía decir, no porque no le quiera sino que hay cosas que no se pueden decir porque es mejor que se queden dentro de tu alma, son como esos secretos que solo conoces tú y tu corazón.

El libro que encontré en la cabaña era un tanto especial, era un libro milenario, no tenía autor y tardé varias semanas en leerlo. El libro constaba de trece partes, cada una contaba cómo la magia había crecido y se había expandido por el mundo y los universos; claramente creía que era una historia de fantasía como las que suelo leer hasta que llegue a la parte que habla sobre el presente. Esa parte sí tenía autor, DESTRUCCIÓN y contaba mi historia, desde el momento que nací hasta el momento en el que conocí a Leo y me besó. Lo increíble es que el libro no se movió de mi cuarto, asi que no hay explicación lógica de cómo se han podido escribir.

Estaba asustada, y lo sigo estando pero necesitaba desahogarme, así que salí de mi habitación y busqué a mi madre, estaba en la parte de abajo de la cabaña. Para ser sincera, no me parezco en nada a mi madre, ella es alta, pelirroja y con los ojos verdes, tiene el pelo rizado y tiene muchas pequitas por la cara. Me tuvo con 19 años, así que sigue siendo muy joven. Ella se denomina a ella misma, bruja, aunque es periodista suele tirarse horas y horas en su "lugar mágico", la verdad es que me divierto mucho cuando habla de hechizos y conjuros; así que es la persona indicada.

-Mami, necesito tu ayuda- grité bajando las escaleras.

-¿Que ha pasado?- ella estaba leyendo y suspiro intentando recuperarse del susto.

Básicamente fue enseñarle el libro y se quedó con la misma cara que me quedé yo cuando lo vi, parecía que lo conocía o más bien que lo reconocía.

-Kiara, cierra las puertas, baja las persianas y asegúrate de que no haya ni una ventana abierta, apaga los móviles y desconecta el wifi, es hora de que sepas tu origen- estaba mirándome a los ojos fijamente y podía ver como estaba asustada pero a la vez aliviada.

Después de una larga charla descubrí que, ahora sí que va a parecer que estoy loca, pero todo lo del libro, todo lo que DESTRUCCIÓN había escrito, era cierto y yo soy hija de la bruja a la que la actual reina desterró. Y tengo un hermano que se supone que ha muerto.

Yo no soy bruja, pero tengo poderes, lo único que no sé a que pertenezco, tengo que hacer una especie de prueba en la que saldrá mi magia interior.

Mamá me dijo que todavía no sabe si estamos en peligro, ya que ese libro pertenece al universo mágico, este se llama Suna y su hermana sigue siendo la reina.

El libro, claramente es mágico y este tan solo es un ejemplar. Lo volvimos a examinar y como si alguien nos estuviera oyendo escribió:

Kiara tu hermano no está muerto... y ya lo conoces.

Miré a mamá y ella estaba pálida, sabía que ella algo tenía que ver con el libro. Ha sido como una especie de presentimiento, era algo que sentí desde el primer momento pero lo quería negar, no lo quería recordar, no quería repetírmelo en la cabeza porque no quería que fuera cierto.

Iba a decir algo pero llamaron a la puerta, en ese momento nos miramos y con una simple mirada nos entendimos y rápidamente recogimos todos los mapas, papeles y dibujos. Obviamente no sabemos quién está detrás de la puerta, pero eso no importa nada porque nadie puede saber la existencia de ese libro, porque lo mínimo que puede pasar con eso es que nos encierren a las dos en un manicomio.

Mamá abrió la puerta y conforme la abrió, la cerró me miro, la volvió a abrir, se quedó más pálida y la volvió a cerrar. No quería estar así más tiempo así que me acerqué y la abrí yo.

Era Leo, con su padre, un hombre alto y musculoso con barba, él era moreno y tenía los ojos y el pelo marrones.

-Hola, nos hemos quedado sin luz así que... ¿podemos pedir pizza? - Leo estaba nervioso, más nervioso que de costumbre, pero yo solo pude sonreír.

Aunque me pareció muy extraño que vinieran para eso, pero no voy a dudar de los planes que tiene el universo... Voy a dejarme llevar.