27. Carl.

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¿Saben cuando no puedo confiar ni en mi misma? Cuando hago un examen de matemáticas

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¿Saben cuando no puedo confiar ni en mi misma? Cuando hago un examen de matemáticas. Llego al extremo en que necesito usar la calculadora para verificar que 2 más 2 son 4. ¡Me pone histérica!

O bueno... me ponía histérica la época de exámenes cuando no existía un virus mortal.

Ahora las cosas han cambiado y todo aquellos días en los que me generaba ansiedad estudiar, han acabado. Aunque siendo sincera no sé que es peor; si huir de una horda de muertos o sudar frío frente a un examen en el que me he dejado el cerebro estudiando. No lo sé, creo que prefiero este nuevo mundo. Bueno, depende del día.

Muevo mi pie contra el suelo de manera nerviosa y decido darme un paseo por el garaje de una de las casas vacías—el cual es improvisado para dar clases a los más jóvenes de Alexandria—. Tampoco iba a imaginar que acabaría impartiendo clases a estas alturas, pero ante la insistencia de Carl porque no saliera fuera en mi estado y mantuviera la mente ocupada cuando él saliese, acepte enseñar.

Lo que tampoco imaginé cuando estaba en mis días de universidad, era casarme. Pero aquí la vida son dos días y tras pasar tantos años al lado de Carl y enamorarnos, decidimos unirnos de una manera más formal. Si es legal, no lo sé, ahora no hay leyes ni nada parecido. Pero para nosotros nuestro matrimonio es lo más real que hay.

—Quedan diez minutos—aviso tras echar un vistazo al reloj colgado en la pared.

—¿Puede dejar de dar vueltas, profe?—pregunta un niño en tono tímido—. No estamos haciendo trampas.

Me río por lo bajo al escuchar los comentarios de apoyo de otros alumnos y decido apoyarme contra mi escritorio.

Son alrededor de trece personas de diferentes edades, así que a veces es algo complicado llevar los temas al mismo nivel. La unión hace la fuerza, y los más mayores me ayudan, por lo que es mas llevadero cuando no puedo más.

—¡Se acabó el tiempo!—exclamo dando algunas palmadas.

Veo sus gestos de; ¿tan rápido? Y me acuerdo de mi época de frustración cuando no me daba tiempo a rellenar todo el examen aún así no estuviera todo bien o solo daba respuestas al azar.

Rosita entra por la puerta para darme el cambio y yo me apresuro para recoger los exámenes. Me despido rápidamente y con un archivador entre mis manos salgo de allí.

La tarde me recibe con una ligera brisa y sonrío ante la sensación de paz que me rodea. Los últimos años han sido tan duros e inestables, que ver que estamos saliendo adelante en equipo, me dan esperanzas para el futuro. Contar con otras comunidades nos han dado el respiro necesario para saber que los suministros no escasearan como antes, y que no tendremos que salir tan lejos con el temor de perder a alguien.

Camino por las amplias calles de Alexandria y saludo a cualquier persona que me encuentro. Me dirijo hacia mi hogar donde veo en la entrada de la puerta a mi marido con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones.

Relatos [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora