24. Negan vs Daryl.

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Recuerdo aquella emboscada como si hubiera sido ayer mismo, aún retumban en mis oídos los gritos de Maggie por ver a Glenn morir

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Recuerdo aquella emboscada como si hubiera sido ayer mismo, aún retumban en mis oídos los gritos de Maggie por ver a Glenn morir. Recuerdo como la cabeza de Abraham explotaba a mi lado, sus desechos salpicados sobre mi rostro y ropa. El responsable de la muerte de mis amigos era Negan, ese hombre que nos estaba haciendo la vida imposible.

—¿Es tu hija?—preguntó el hombre del bate, con aires de grandezas para después ponerse de cuclillas frente a mi.

Examinó mi rostro por un buen rato, esperando que me echase a llorar por los recientes acontecimientos. Una parte de mí se había extinguido después de que mi madre, Lori, muriera dando a la luz a Judith. Así que pocas cosas me importaban de este cruel mundo y había aprendido a ocultar mis emociones. Rick, mi padre, me miraba desde un lateral con pánico al ver a este desalmado tocar mis ensangrentadas mejillas.

No le tenía miedo a la muerte, tenía miedo de que le hicieran daño a mi familia. Por mucho que mi rostro mostrase un semblante frío e indiferente, mi corazón jugaba en mi contra de tan solo pensar en que les haga daño a mi hermano pequeño y mi padre.

No la toques—pidió entre dientes mi progenitor, cuando quiso ponerse de pie para llegar a mi alcance, un arma se colocó sobre la cabeza de Carl—. Por favor, deja a mis hijos en paz.

Negan ignoró sus súplicas y siguió observando mis ojos azulados, a la espera de que me quebrase y pidiera clemencia. No derramaría ni una sola lagrima, no podían adoctrinarme a su antojo. No quería... pero una parte de mí estaba comenzando a derrumbarse, dando salida a mis miedos.

¿Sabes que odio más en el mundo?—preguntó alto y claro, para que llegase a oídos de todos—. Que no me teman. Tú padre ya cedió y dijo que a partir de ahora nos servirían sin pedir nada a cambio. Pero tú eres un jodido problema y me gusta deshacerme de los problemas.

Mis ojos no se apartaban de él ni un solo segundo. Hacía un par de minutos el desgraciado había amenazado a mi padre para que le cortase la mano a Carl, él entre lágrimas lo iba a hacer por el bien de todos, pero este le hizo parar al comprobar que ya estaba sumiso a sus ordenes.

Ahora éramos títeres de su macabro juego y una parte de mí luchaba para hacerle entender que eso no era posible. Que el pequeño grupo que se encontró en las afueras de Atlanta al principio del virus, daría lucha cuando menos lo esperase.

¿Cómo te llamas?

Kristal—respondo de manera seca.

No podía ir de dura en este momento, no cuando apuntaban con armas a mi familia y no había forma de salir ilesos sino obedecíamos. Hoy no podíamos luchar, pero tampoco nos quedaríamos de brazos cruzados. Nuestros amigos serían vengados.

Relatos [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora