4. Negan.

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Aliso mi falda de cuadros en cuanto mi trasero golpea el suave colchón. Miro a mi mejor amiga con la interrogación plasmada en mi rostro y espero pacientemente que termine con su parloteo sobre los planes que tiene esa noche con su novio.

Siempre había tenido un fetiche muy raro por tener apariencia de colegiala. Al puro estilo japones. Los animes habían influenciado mucho en mi y eso se notaba en mi vestuario.

—Además voy a aprovechar para salir ya que mis padres andan con el tema final del divorcio...—canturrea ella, llamando mi atención por completo.

—¿Se van a divorciar?—me atrevo a preguntar.

Mi mejor amiga detiene su andar y se sienta frente a mi, justo sobre el pequeño sofá de cuero.

—Mi madre engañó a papá—murmuró con una mueca de tristeza—y no es la primera vez.

—Que fuerte...—afirmo, sin saber que más decir.

¿Cómo pudo hacerle eso a Negan? Es el hombre más atento y cariñoso que he conocido en toda mi vida. Pensé que su matrimonio iba a de maravilla por la forma en la que se trataban. Hasta hubo ocasiones en las que imaginé que sería ser su mujer, porque tenía envidia de su esposa. Él siempre recuerda cada fecha importante, reúne a su familia por lo menos una vez al mes para cenar y hasta hacían excursiones. Pese a no ser de la familia siempre me incluían en sus planes y me fue imposible no firjarme en él.

Negan era mi hombre de ensueño y alguien intocable. No podía expresar mis confusos sentimientos con nadie, tenía miedo que dijeran que era una enferma en busca de un padre. Ni siquiera podía decirle a mi mejor amiga. ¡Ella me mataría! ¿Cómo soy tan tonta? Me daría un par de golpes sobre la pared para borrar todos los recuerdos de mi mente.

—Mi padre se ha marchado una temporada a la casita que tenemos a las afueras.

—¿Y dónde está tu madre?

—Se ha ido este finde a casa de su amante.

Hago una mueca y pongo los ojos en blanco.

—¿Y por qué estás sola?

—Ya no tengo diez años, voy a la universidad—me recuerda con una sonrisa de orgullo—. Soy una adulta y entiendo las cosas, por suerte te tengo a ti y a mi novio. No sé que haría sin vosotros.

Le doy una sonrisa calida y agarro sus manos con fuerza.

—Siempre podrás contar conmigo.

Y nos fundimos en un abrazo.

Ahí estaba yo, sentada en el asiento del piloto, debatiendo conmigo misma si debía salir o no. El coche me resguarda de la lluvia y el ruido me mantiene distraída del remordimiento que crecía en mi interior. ¿Qué puedo hacer para no sentirme culpable? ¿De verdad iba a traicionar a mi amiga de esta forma?

Apoyo la cabeza contra el volante y sin poder evitarlo le doy de lleno al claxon. Joder.

Me alarmo como nunca en mi vida y miro para todos lados. No hay vecinos alrededor y tampoco es muy tarde por lo que las luces de la casa se encienden ante el sonido.

A la mierda todo, voy a salir.

Las suelas de mis zapatos aterrizan sobre el pavimento y sin importar que la lluvia estropee mi cabello, me quedo de pie junto a mi coche. ¿Qué puedo decirle? ¿Siento que tu mujer te haya engañado y que ahora seas libre para conquistarte?

No.

El pobre hombre debe estar destrozado y no puedo salir con mis estupideces tan temprano.

—¿Qué haces ahí parada?

Relatos [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora