17. Maggie.

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Maggie Greene es la mujer más preciosa que mis ojos han visto. ¿Cómo un ser humano puede ser tan hermoso y valiente? La dueña de mis pensamiento de estas últimas semanas me había salvado de morir rodeada de una jodida horda de caminantes.

Había animado a los que iban con ella a echarme una mano en tremendo lío, pues mis compañeros eran tan cobardes que quedaron mal acabados entre los muertos. Murieron. En el fondo me alegro por dejarme tirada y a mi suerte.

La veo desde la distancia con aquella coraza puesta mientras elimina caminantes de las vallas.

—Deja de babear—sugiere una voz tras mis espaldas.

Me reincorporo por el susto y miro a otro lado para que no se de cuenta que mis ojos negros solo siguen a aquella individua castaña.

—Deja de decir tonterías, Grimes, ¿por qué babearía? Aún no tengo hambre, ya desayuné.

Rick se apoya en el bloque en el que estoy y procede a cruzarse de brazos.

—¿Por qué no te animas a hablar con ella? Ya llevas varios meses aquí y de milagro la saludas, y lo haces solo porque ella te saluda. Sino estarías calladita.

Bufo mientras pongo los ojos en blanco y le doy un golpe en el brazo, este se hace el adolorido.

—No me gusta Maggie, me van los penes.

—No lo creo.

—¿No crees que me gusten los penes? —preguntó fingiendo indignación—¡Vivan los penes yuju!

Mi falsa celebración por la anatomía del sexo opuesto terminan por hacer reír a Rick.

—Está bien si te gustan las mujeres, no tengas miedo de expresar lo que siente, nadie va a juzgarte.

Mis ojos vuelven al bonito cuerpo de Maggie y suelto otro suspiro.

—Mis padres lo hacían—confieso con un deje de tristeza—querían mandarme a un campamento para curarme, decían que estaba enferma y que en ese lugar me ayudarían a recuperarme...

Rick se queda perplejo por mis palabras.

—La homosexualidad no es una enfermedad, los que piensan eso, si que están enfermos. Que personas tan mezquinas.

—Que feo no poder amar, ¿verdad? Tener miedo por amar a alguien de tu mismo genero... a mi primo lo mataron por eso mismo, desde ese momento he preferido aparentar que me gustan los hombres. Me van a matar por amar, porque no hago daño ni perjudico a los demás, solo estoy amando. ¿Acaso eso es una aberración?

Rick frota mi cabeza a modo de consuelo y me paso la tarde descargando mis emociones acumuladas de todos estos años con él.

Los siguientes días intento ir paso a paso con Maggie. Rick me había dado el valor suficiente al decirme que ella había preguntado por mí. Así que me dedico a estar presentable para ella, porque estas ultimas semanas ni siquiera me peinaba, me recogía el pelo y parecía que todo estaba en su lugar. El cepillo decía lo contrario, casi me quedo calva.

Con el pelo suelto me da una apariencia de juventud y frescura, por lo que decido dejarlo así y salir a dar una vuelta por los pabellones. Tras ojear en la biblioteca un buen libro para pasar el día me doy cuenta que no estoy sola entre tanto silencio. La mujer que alborota mi corazón está revisando uno de los estantes de libros y apuntando cosas en una libreta.

Que bonita se ve concentrada. Siente una mirada intensa, la mía, y no tarda en devolvermela. Me hago la loca y sigo ojeando el libro que había escogido.

—Hola, ¿que tal va todo?—pregunta con una pequeña sonrisa en sus apetecibles labios.

¿Qué se sentirá probar aquellos rosados labios? El suertudo de Glenn ya lo había hecho, por ahí escuche—bueno Rick me lo dijo—que habían terminado hace semanas. Por lo que ella estaba soltera.

Relatos [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora