Me columpio en el asiento del porche de mi hogar y observo con interés al reciente grupo. Parece que Aaron ha encontrado nuevos supervivientes, son varios.
Mis ojos marrones los examinan uno a uno, sin querer parecer demasiado curiosa.
—¿Les darás la bienvenida después?
Miro a la rubia con una ceja arqueada, y sonrío burlona.
—Ya me conoces, Jessie, me gusta ser muy sociable.
—Eres todo un caso—responde entre risas.
Seguimos comentando sobre el nuevo grupo y mis ojos no demoran en detectar a dos hombres en concreto. Aún no puedo ver del todo bien sus rostros ante la lejanía, pero me encargaría de quitarme las dudas de encima.
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Mis pies se detienen ante el cansancio y tomo una bocanada de aire. A veces tengo demasiado tiempo libre y me gusta correr por las calles de Alexandría para mantener mi condición física. Me ayudaba estar en forma para cuando salía con un grupo a recolectar suministros. Era de las pocas personas que se atrevía a atravesar los muros, y no me quejaba cuando tenía que hacer más trabajo de la cuenta. Realmente mi grupo de expedición no sabe seguir un simple plan y acabamos en grandes problemas contra los caminantes.
—¿A dónde vas?—le pregunto a mi amiga, quien camina hacia mi dirección con una canasta entre sus manos.
—A darle cosas básicas a los nuevos, como papel higiénico, ¿me acompañas?
—Estoy sudada—señalo con obviedad—tengo que estar presentable.
Jessie vuelve a reírse ante mi exageración.
—Venga, vamos, que me da algo de vergüenza ir sola.
La rubia termina por arrastrarme en dirección opuesta y yo me dejo guiar. Tenía muy buena relación con Jessie desde el minuto uno en el que pise esta comunidad, desde ahí nos hemos vuelto inseparables.
No tardamos ni tres minutos en llegar a una de las dos casas asignadas para todo el grupo. Es una de las más grandes, y con razón, son como más de diez personas.
Vamos por la parte trasera porque parece menos invasivo—según Jessie—y procede a tocar la puerta que da acceso a la cocina.
Intento que no se me escape un silbido al ver a un hombre con el torso desnudo, y con una toalla rodeando su cintura.
Me aclaro la garganta y me fijo en sus ojos azules, también en su mandíbula bien definida que le daban un punto exquisito en su total madurez.
—Hola—saludo alegremente y extiendo mi mano—soy Eleonora, es un gusto conocer.
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Relatos [TWD]
FanfictionContenido explícito para mayores de edad. Me he dado cuenta de que están copiando mis relatos. Si ves algo parecido a mis escritos, hazmelo saber, por favor. Cualquier comentario absurdo será borrado y después se bloqueara la cuenta. Diferentes si...