38. Glenn.

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—Un tecito de ruda y se acabó el problema—comento sin tacto alguno

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—Un tecito de ruda y se acabó el problema—comento sin tacto alguno.

—¿Un té de qué?—pregunta Glenn, siguiéndome el paso.

Nos dirigíamos hacia el establo para buscar a los caballos y así poder irnos a la farmacia. Habíamos llegado hacía unos días a la granja de los Greene y nos dieron un mapa para llegar a dicho lugar y agarrar unos antibióticos y otras cosas.

—Por si no encontramos esas pastillas para Lori—aclaro su duda—. No quisiera estar en su pellejo. ¿Cómo se puede tener un bebé en esta situación tan peligrosa? 

Subimos a los caballos y arrancamos a paso tranquilo.

—Pues cuando dos personas... ya sabes, así se hacen los niños.

Le miro con incredulidad y éste aparte sus ojos castaños de los míos.

—Fíjate que no sabía como se hacen los niños—respondo lo más seria posible—. Gracias por la aclaración. 

Glenn balbucea. ¿Cómo puede lucir y ser tan inocente? Adorable. 

—¿Tu nunca...?—pregunta a medias. 

—¿Y tú?

Le miro atenta y esté me mira de reojo. 

—No. 

—¿Cómo un tipo tan lindo nunca ha estado con una mujer?—pregunto con un deje de sorpresa y sarcasmo—. ¿Quieres hacerlo ahora? Tenemos tiempo. 

Glenn gira la cabeza a la derecha, y me mira como si le hubiera dicho que sé volar y tiro rayos por los ojos. 

—¿Te gusto, Lia? 

—No. 

Sí, pero no lo digo.

—¿Entonces por qué querrías acostarte conmigo? 

—Porque el sexo es divertido y eres el único chico bonito de toda la maldita granja. 

La forma en que parpadea y se rasca la nuca me parece de lo mas encantador. Ponerle nervioso es uno de mis pasatiempos favoritos desde que comenzó el apocalipsis. Llevábamos muy poco tiempo de conocernos, apenas un mes, pero le tengo mucho aprecio.  

—Pues ya que me lo ofreces no me voy negar—responde minutos después. 

Parecía haber tenido un debate consigo mismo, los pros y los contras de acostarse conmigo. Llegamos al sitio acordado y atamos la cuerda de los caballos en un poste de metal. El sitio es pequeño y por los grandes ventanales podemos ver que no hay nadie en la entrada ni tras los estantes por lo que me adentro para comprobar que dentro del almacén no haya algún caminante que nos de el susto de nuestras vidas. Glenn se encarga de recolectar las cosas de la lista y le comento que solo había uno suelto y he acabado con él sin problemas. 

Relatos [TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora