Ser la novia del abogado más exitoso del país era un papel bastante difícil de interpretar y más cuando no había amor de por medio, por lo menos no de su parte. Tras los rumores de ser un hombre mujeriego por andar de bares y salir con tantas mujeres, se vio obligado a interpretar a un hombre opuesto a sí mismo. Debía dar buena imagen ante su buena reputación como abogado, no podía permitirse manchar su nombre por ir de cama en cama haciendo lo que de verdad a él le gustaba. Daryl Dixon amaba tan solo dos cosas específicas en su vida; su trabajo y su libertad.
Ahora había elegido quedar bien ante el mundo y los medios de comunicación por el bien de su amado trabajo, pero debía dejar que la libertad de hacer lo que le plazca con su vida privada, acabara.
Ahí es donde entraba yo, la tonta mejor amiga de su hermana menor, para salvarle el trasero de ser la comidilla de la prensa rosa. Hacia un año donde Isabelle me había suplicado ayudar a su hermano a recomponerse y evitar que su imagen se viera afectada. No pude negarme, no cuando llevaba enamorada de él desde que éramos adolescentes. Y por Isabelle sería capaz de todo con tal de verla feliz. Los Dixon eran mi más grande perdición y no podía decirles que no.
El amor propio lo había dejado enterrado cuando acepté ser su falsa novia, cuando dejé que pisoteara mi orgullo, mi dignidad y mis ganas de vivir como a mí me parecía. Ahora era una especie de títere que se dejaba usar como a los demás les diese la gana.
Y solo podía culparme a mí misma, era la responsable de dejar que me tratasen así. No podía hablar lo suficiente alto para ser escuchada, para que entendieran que nadie tenía el derecho de hacerme sentir pequeña e insignificante.
—Esta es tu nueva dieta—comentó Isabelle apareciendo por la cocina, entregándome un par de papeles que dictarían mi vida el próximo mes—debes bajar siete kilos antes de la fiesta de fin de año.
Sus ojos azules me miraban con emoción y con una chispa de superioridad que había notado hacía un par de semanas. ¿Será por qué ambos hermanos sabían que no podía decirles que no? ¿Les emocionaba manejar a una persona a su antojo?
Trague saliva mientras ojeaba la gran restricción de calorías.
—Esto no es saludable, Isabelle—protesté mientras me quitaba las gafas de lectura—mi cuerpo no va a tolerar esto.
Su pelo rubio se meneó al compás de sus movimientos pues parecía exasperada ante mi negatividad por seguir ese plan alimenticio.
—Necesitas bajar de peso—puntualizó mientras me señalaba con los dedos—has vuelto a engordar.
Y mi inseguridad volvió a relucir ante su mirada acusadora.
¿Tan gorda me veía? Suspire agotada y trague en seco ante las terribles ganas de echarme a llorar. Durante el último año me había sentido el ser más aberrante del mundo, cada rincón de mi cuerpo me producía rechazo.
—Dijiste qué harías todo lo posible para ser la novia perfecta—interrumpió una voz masculina tras mi espalda—y tu deber es que yo también quede bien ante los demás.
Sus grandes manos impactaron suavemente contra mis hombros y dio una rápida sacudida a lo que pude interpretar como una caricia. También era muy estúpida para interpretar los movimientos de Daryl. Solo sabia darme falsas esperanzas a mí misma, como cuando acepté, siendo una soñadora al pensar que se fijaría en mi con el paso de los meses. Estamos a nada de cumplir un año y ni siquiera había tenido la oportunidad de sentir la calidez de sus labios. Según él no era alguien digna para recibir una caricia de su parte. Cuando soltaba aquellos comentarios hirientes hacía de tripas corazón y aparentaba estar bien, después de todo no se me daba mal fingir que todo estaba perfecto y que no me sentía como un trozo de mierda.
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Relatos [TWD]
FanfictionContenido explícito para mayores de edad. Me he dado cuenta de que están copiando mis relatos. Si ves algo parecido a mis escritos, hazmelo saber, por favor. Cualquier comentario absurdo será borrado y después se bloqueara la cuenta. Diferentes si...