Capítulo 9

79 14 3
                                    

Desperté muy temprano porque hasta la ciudad tenía dos horas de camino y yo entraba a las nueve de la mañana a trabajar.
Cuando salí de casa, Lorenzo aún dormía, que por cierto, estaba siendo muy pesado, intentaba besarme y yo lo esquivaba como podía. 
Llegué a la empresa y acomodé todo. Me entregaron un diseño de un traje que tenía que estar listo para el lunes, así que cogí un maniquí, las telas y me puse manos a la obra. 
En mi descanso, salí y caminé hasta un puesto ambulante. Después de pedir, me senté en un banco que había cerca a esperar mi bocadillo. 

── ¡Elián! ──miré. Era Martín, que se bajó de su coche. Rodé los ojos y aparté la mirada. 

── ¿Cómo sabías que estaba aquí? ──pregunté cuando se acercó. 

── Te he llamado un montón de veces, finalmente llamé al pesado de Lorenzo, a las malas me dijo que estabas en la ciudad trabajando, pero que no sabía dónde. Llevaba mucho rato dando vueltas, me alegra haberte encontrado. 

── ¿Por qué te alegra? Si ayer me quedó muy claro que no somos hermanos, que no puedo contar contigo ──me crucé de brazos. 

── Perdóname, dije eso porque estaba enojado, los hermanos se enojan y dicen cosas que no deben. Siento haberte lastimado. Perdóname hermanito ──lo miré seriamente. Juntó sus manos en forma de súplica e hizo pucheros── Si no me perdonas seré el hombre más infeliz de la tierra.

── ¿Por qué te perdonaría si tú no me quieres? ──hice pucheros.

── ¿En serio? ──se sorprendió── ¡Yo te amo mi amor! ──tomó mi cara con ambas manos y me llenó ésta de besos. Entre risas, intenté apartarlo.

── Te están mirando como un loco, para ──dije divertido al ver cómo lo miraban los que pasaban.

── No me importa que miren, eres mi hermanito y te estoy demostrando lo mucho que te amo, eres muy importante para mí, lo sabes, ¿no? Por eso intento cuidarte ──lo abracé, correspondió mi abrazo y soltó un suspiro.

── Lo sé, sé que quieres cuidar de mí, siempre lo has hecho. Te amo ──cuando nos separamos, despeinó mi pelo, yo mordí su mano.

── ¡Oye! 

── Te lo mereces, ahora, llévame a comer a un restaurante caro que hay aquí cerca ──sonrió.

── Bien, vamos ──me paré y pagué mi bocadillo, lo tomaría en la cena. Él se acercó al coche y le dijo a su chófer que esperase en la empresa, ya que el restaurante estaba cerca.
Después de comer, salimos y caminamos hasta mi trabajo── Sabes que mi empresa está cerca de aquí, cuando termines, me llamas, pasaré a buscarte, no quiero que te regreses en bus dos horas.

── De acuerdo.

── Nos vemos luego ──despeinó mi pelo otra vez y se alejó. Justo cuando me giré para entrar, me topé con una compañera.

── Elián, es muy guapo tu novio ──me reí y negué.

── Es mi hermano, se llama Martín.

── ¿De verdad? ──aclaró su garganta── ¿Está soltero?

── Sí, luego vendrá a buscarme, si quieres hablas con él.

── Sí, gracias ──dijo sonriendo── Entremos.

Sofía es una mujer muy guapa la verdad, tiene unos ojos verdes preciosos, como Martín, y su pelo es de color cobre. Aunque a ella no le conviene si lo que quiere es una relación estable.
A las siete de la noche, cuando terminé mi primer día de trabajo, salí acompañado por Sofía, el coche de Martín ya estaba ahí porque lo había llamado minutos antes. Cuando me vió, le hice señas para que viniera hacia aquí, así que bajó del coche y arregló su traje mientras se acercaba.

── Martín, te presento a Sofía ──la miré a ella── Sofía, te presento a mi hermano.

── Encantado de conocerla, señorita Sofía ──besó los nudillos de ella, ambos tenían una sonrisa de tontos. Sonreí y me alejé hacia el coche, no iba a ser mal tercio, lo mío era solo presentarlos.

── Señor Elián ──me saludó Braulio, que estaba de pié cerca del coche, yo me quedé a su lado.

── Buenas noches Braulio.

── Me alegra que se hayan arreglado, el señor me iba a volver loco de aquí para allá en la mañana, además, estaba muy enojado porque no daba con usted ──susurró. Sonreí.

── Lamento que tú hayas tenido que cargar con su enojo.

 ── Braulio ──lo miramos── Primero pasaremos a dejar a la señorita Sofía a su casa y luego llevaremos a mi hermano a su casa.

── Perfecto señor ──Yo decidí montarme delante, con Braulio, así ellos dos iban más cómodos y podían hablar más a gusto. 
Cuando llegamos al edificio donde ella vivía, bajaron ambos, se dijeron algunas cosas y cuando ella se alejó, él se subió. 

── Es muy guapa.

── Sí, lo es ──admití. 

── Elián ──dijo minutos más tarde── Te prometo que yo no quiero meterme, pero es que me fastidia, ¿estás seguro de continuar con Lorenzo?

── Martín, tú no me dejaste explicarte las cosas. He dejado a Lorenzo pero seguimos viviendo juntos, por eso te dije que es complicado. 

── ¿Tú crees que es bueno que vivan juntos después de la relación que han tenido? 

── No, no es bueno, pero solo es hasta que Lorenzo se recupere, todavía no acepta que lo hemos dejado. 

── Bueno, pues que lo vaya aceptando, no vas a estar ahí para toda la vida, de momento me tranquiliza un poco saber que lo dejaste. 

<<Para toda la vida>>, una frase que me dió miedo. ¿Qué pasa si Lorenzo no deja que me vaya nunca? 
Mi vida sería un infierno, yo no podría rehacer mi vida de la forma en la que me gustaría y viviría deprimido por ello. 
Tengo que ir haciéndole entender que no estamos juntos, que yo sigo en la casa solo para asegurarme de que está bien, pero que entre nosotros ya no hay nada amoroso, excepto el inmenso cariño que le tengo, porque antes de ser novios, fuimos amigos.
Los siguientes días continuaron normales. No había visto a Martín porque estaba muy ocupado con su empresa, y a Kilian, lo ví una que otra vez cuando salía a mi descanso para comer, pero lo veía desde lejos, y sinceramente, lo echaba de menos, y no entendía por qué, si solo nos habíamos visto un par de veces. O tal vez sí sabía, yo creía que estaba enamorado de Lorenzo hasta que sentí una punzada rara en mi bajo vientre cuando fui a casa de Kilian y me curó la mano. Tal vez lo mío con Lorenzo había acabado hace tiempo y yo no me había dado cuenta o no quería aceptarlo porque es la única persona con la que he estado en mi vida. 

Conquistando a un millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora