Capítulo 27

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No había logrado dormir, para rematar, tenía los ojos hinchados y algo rojos. 
En la mañana cuando llegué, tuve que mentirle a mi jefa diciendo que tenía alergia, que me solía pasar a menudo. 
Había estado prácticamente toda la mañana distraído, no logré estar centrado en las cosas que tenía que hacer. 
Por eso, cuando terminó el turno, mi jefa se acercó y me miró preocupada. 

── Elián, te ves muy mal, ¿fuiste al hospital para tratar la alergia? 

── Sí, estoy con medicamentos ──Mentí── Pero hasta dentro de unos días no me hacen efecto. 

── De acuerdo, haremos esto, tómate esta semana de descanso. 

── ¿Qué? Pero Rebeca, puedo trabajar perfectamente. 

── No cariño, he visto que te has esforzado hoy, pero estando así de mal, obviamente has estado distraído, yo lo entiendo perfectamente, por eso te doy la orden de que te tomes esta semana de descanso, no lo discutiremos ──Suspiré. 

── Está bien, gracias. 

── Espero que te mejores pronto, cielo ──Nos abrazamos. Me despedí de mis compañeros y salí. Sofía que estaba afuera, me miró preocupada y se acercó. 

── Elián, siento lo que pasó con Martín ──Me dijo con pena. 

── ¿Te contó? 

── Por supuesto, está igual que tú, estuvo llorando hasta que logró dormirse ──Eso rompió mi corazón. Mis ojos se llenaron de lágrimas── Sé lo mucho que se quieren y estas cosas suelen pasar entre hermanos, pronto volverán a la normalidad, ya verás. 

── No sé, le hice mucho daño ──Ella hizo una sonrisa pequeña y tomó mi mano. 

── A pesar del daño, lo importante es el amor que se tienen, eso termina sobrepasando todas las cosas. 

── Gracias cuñada, sin duda eres una mujer espectacular ──Cuando tocaron una bocina, ambos miramos, era Martín, nos miró un momento y luego miró al frente, eso obviamente me dolió, estaba tan dolido por mi culpa que no quería ni verme. 

── Pronto estarán bien, créeme ──Después de abrazarnos se alejó hacia el coche. 
En cuanto se alejaron, fui a casa. 

── Hola cielo, ¿te sientes mejor? 

── Hola mamá. No, por eso mi jefa me ha dado esta semana de descanso. No cenaré y mañana no me despiertes ──Después de darme una ducha, me encerré en la habitación. 
Con el móvil en la mano, miraba una y otra vez el contacto de Martín y luego el de Kilian, tenía ganas de hablar con los dos, pero ninguno de ellos quería hablar conmigo porque los había herido profundamente. 
De repente me llegó el recuerdo del hombre que me dijo cosas feas en la empresa de Kilian, a pesar de que sea así de mala persona, Kilian estaría con alguien más importante y mejor que yo. 
Terminé llorando otra vez. 
Los siguientes días, estuve sin salir de la cama, solo lo hacía para ducharme y comer un poco. 
Miré hacia la puerta cuando mamá la abrió.

── Ven al salón, necesito hablar contigo. 

── Pero mamá ──Me interrumpió──:

── Elián, te he dicho que vengas al salón ──Resople y salí de la habitación. Cuando nos sentamos en el sofá, la observé, ahora parecía preocupada── Cariño, sé que es doloroso, para mí también lo es, más cuando veo que te estás hundiendo en la soledad de tu habitación. Tienes que salir Elián, despejarte, hacer cosas diferentes, de lo contrario, ahí encerrado y pensando una y otra vez en lo mismo, te volverás loco. Cariño, por favor, yo no quiero estar con esta preocupación ──Me quedé mirándola, la pobre tenía los ojos llenos de lágrimas. Suspiré, me puse de pié y me acerqué a ella, me agaché delante suyo y tomé sus manos. 

Conquistando a un millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora