Capítulo 39

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Desperté porque oí un gallo cantar. Fruncí el ceño y miré mi móvil, apenas eran las siete de la mañana. Miré a Kilian, que dormía boca arriba y prácticamente desnudo, salvo porque la sábana tapaba todo su lado derecho. Lo observé un buen rato. Su pelo estaba alborotado y aún tenía hematomas en las costillas. 
Terminé de quitarle la sábana dejándolo completamente desnudo, ni se inmutó. Miré su miembro, que estaba prácticamente erecto. Quité la sábana de mi cuerpo y pasé una pierna por encima suyo hasta acabar sentado en su bajo vientre. Tomé su miembro y lo puse en mi entrada. 

── Bebé ──Su voz salió ronca y grave. Sonreí── Creí que te dejé agotado después de hacerlo varias veces hace unas horas. 

── Amor, siempre quiero más, lo sabes. 

── Eres un pequeño insaciable ──Giró conmigo dejándome debajo suyo. Salió de mí, tomó el bote de gel lubricante que había en la mesa de noche y puso un poco en mi entrada para luego ir entrando lento. Mordió su labio y cerró los ojos. Sonreí ante esa imagen. 

Cuando salí del baño Kilian estaba otra vez dormido, pero esta vez boca abajo. 
Me arreglé y me acerqué a la cama. 

── Amor ──Acaricié su pelo── Levántate ya. 

── Bebé, si no descanso las horas suficientes luego no puedo atenderte como se debe, y tú eres muy exigente, me gusta complacerte. Así que déjame dormir por lo menos media hora más ──Sonreí. 

── De acuerdo ──Besé su cuello y salí de la habitación. 
Al bajar, me encontré a nuestras madres haciendo el desayuno, y a Cinthia y a Sofía poniendo la mesa para desayunar. 

Durante el fin de semana que estuvimos ahí, lo pasamos muy bien. Por la tarde salimos todos juntos a pasear por la finca y por los alrededores, por la noche hicimos una fogata y continuamos con las anécdotas. 
Al día siguiente nos marchamos hacia la ciudad cuando empezaba a anochecer. 
Kilian se detuvo en mi casa, nos despedimos y mamá y yo subimos. 
Había pasado uno de los mejores fines de semana de mi vida, pero se me había hecho muy corto. 

Al día siguiente, en el trabajo, alguien tapó mis ojos por detrás y luego besó mi cuello. Sonreí, Kilian me había dicho que vendría en mi descanso para hablar sobre algo importante. 

── Kilian ──Aparté las manos y me giré. En seguida fruncí el ceño molesto── Zack, vuelves a hacer algo así, y te corto las pelotas, ¿te queda claro? 

── Elián, sabes que me gustas, esta era la única forma de poder besarte sin que te apartaras.  

── Y tú sabes que yo estoy con Kilian, que es tu socio. Respétame y respétalo a él como amigo. 

Suspiró. 

── No volverá a pasar ──Agachó la cabeza un momento── Te he traído una rosa ──Me la extendió. 

── No la quiero. 

── Solo es una rosa, acéptala por favor. 

── Si la acepto sería como darte esperanzas, y no es el caso, yo amo a Kilian, entiéndelo. Buscaré tus trajes ──Fui al almacén y lo dejé solo ahí. Regresé unos minutos después con sus trajes. Hicimos el proceso de pago en silencio. 

── Disculpa que te molestara. 

── De acuerdo. 

Cuando se alejó regresé a lo que estaba haciendo. 
Me desocupé cuando ví a Kilian entrar, mis compañeros se quedaron mirándolo embelesados. 

── Bebé ──Iba a acercarse más pero se detuvo, frunció el ceño y me miró atentamente. 

── ¿Amor? ──Pregunté confuso. 

Conquistando a un millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora