Capítulo 65

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Narra Kilian

Me giré en la cama. Fue entonces cuando ví a lo más hermoso del mundo. Elián dormía de lado hacia mí, con las mejillas rojas y el pelo alborotado.
Me acerqué y besé su mejilla para luego ir al baño, donde busqué entre los cajones hasta que dí con varios cepillos de dientes nuevos.

── ¿Kilian? ──oí su voz soñolienta. Me asomé.

── Aquí estoy bebé.

Sonrió.

── Creí que te habías ido.

── No me voy a ir sin más. Cuando me vaya, te irás conmigo.

Terminé de cepillar mis dientes, él entró y se acercó al váter. Yo salí y me metí otra vez en la cama ya que aún era muy temprano, no iría a trabajar porque todos mis empleados estaban de vacaciones por Navidad.
Mientras miraba mi móvil, él se metió en la cama.

── ¿Tu empresa estará cerrada hasta que pase Navidad, no? ──Le pregunté.

── Sí ──se pegó a mí. Dejé el móvil en la mesa de noche y me puse de lado para verlo. Besé su mejilla y fui descendiendo por su cuello.

── No puedes ni siquiera imaginarte lo mucho que te eché de menos ──succioné su cuello arráncole un gemido. Sonreí cuando me empujó para que me pusiera boca arriba, se puso encima de mí con una pierna a cada lado. Llevé las manos al borde de la camiseta de su pijama y tiré hacia arriba. Se la quité y la lancé sabrá Dios donde.
Se movió más para abajo y sacó mi miembro del boxer.

                              ☆☆☆

Nos arreglamos y bajamos a desayunar con los demás.

── ¿Ya se arreglaron? ──Preguntó la señora Kelly.

── Mamá, las marcas que tiene mi hermano en el cuello y que nos hayan despertado, creo que confirma que regresaron ──Dijo Martín. Las mejillas de Elián se pusieron rojas. Se agarró a mi brazo y se escondió detrás de mí. Sonreí. Su madre y Sofía y que se había quedado a dormir, nos miraban sonriendo.

── Siento si escucharon ──Me disculpé── ¿Podemos pasar a desayunar? Tengo hambre.

── Normal que tengas hambre después de tanto ejercicio ──Dijo Martín burlón── Seguro agotaste a mi hermano.

── Que va, de hecho se ha quedado con ganas de más, como siempre.

── ¡Cállense los dos! ──Gritó Elián rojo de la vergüenza── Desayunemos, no quiero asesinar a nadie.

Enojado se dirigió al comedor.

── ¿Ves? Ahora por tu culpa está enojado ──Le dije a Martín.

── No, ha sido culpa tuya por seguir el juego.

── Ha sido culpa de los dos ──Dijo mi suegra── Y ahora a desayunar.

Mientras desayunábamos, acordamos que la cena de año nuevo sería en nuestra casa.
Luego de desayunar, nos despedimos y salimos. Me acerqué a mi coche.
Fuimos al centro comercial, tenía que comprarle ropa a Elián, obviamente también me obligó a comprar para mí.
Llegamos a casa cargados de bolsas. Las empleadas las subieron a la habitación. Elián habló con mamá, que se alegró enormemente por nuestro regreso.

── Bebé, él es Jacob, mi primo.

── Encantado de conocerte Elián, desde que mi primo me empezó a hablar de ti, tenía ganas de verte, lo tienes hipnotizado, cosa que es normal, eres muy guapo.

── Muchas gracias Jacob, encantado igualmente de conocerte. Disculpa que anoche estuviera distante, es que ──lo interrumpió──:

── Creíste otra cosa y te pusiste celoso, ¿no? ──Elián asintió. Mi primo sonrió── Es normal, no te preocupes. Somos familia y yo no soy gay. Ahora bien, tenía ganas de conocerte sobre todo porque he visto los maravillosos trajes que haces, ¿crees que podrías hacerme por lo menos dos antes de que me vaya?

── ¿Cuándo te vas?

── Dentro de dos días, pasaré el año nuevo con mis padres y mi novia.

── En ese caso, tendré los trajes hechos, te lo aseguro. ¿Qué te parece si te tomo ya las medidas y hacemos los bocetos?

── Genial.

Ellos dos se fueron a mi oficina luego de que Elián buscara su ordenador y una cinta de medir. De ahí salieron media hora más tarde o así.
Fui hasta la empresa de Elián con él, ya que ahí tiene todo. Yo me llevé mi ordenador, así estaba entretenido mientras él trabajaba.
Estábamos los dos solos en la empresa, el único ruido que se escuchaba era el de la máquina de coser.
Se tomó un descanso y estuvo con el ordenador, en silencio.

── ¿Todo bien?

── ¿Aún quieres casarte conmigo?

Me paré y me acerqué a él, aparté su silla de la mesa y me arrodillé delante suyo, tomé su mano, sonreí cuando ví que llevaba el anillo y luego lo miré a él.

── Esa pregunta tendría que hacértela yo, bebé, fui yo el que desconfió de ti. ¿Aún quieres casarte conmigo?

Sonrió.

── Por supuesto.

── Uff, bien, ya estaba empezando a asustarme. Tendremos que volver a hablar con la empresa que se estaba encargando de todo.

── Yo no la cancelé.

── ¿No? ──Pregunté sorprendido. Sus mejillas se pusieron rojas.

── Es que en el fondo tenía la esperanza de que volveríamos ──Empezó a jugar con mis dedos── además, me iba a doler mucho tener que cancelarla.

── Lo siento precioso, siento haberte hecho pasar unas semanas insoportables. Aunque me alegra que no hayas cancelado la boda.

Sonrió y esta vez acarió mi pelo.

── Está bien. Tengo varios correos de la empresa donde nos piden que vayamos a elegir la tarta, me había negado a responderles.

── Háblales.

── Eso haré, pero antes...

Se puso de pié y se acercó a un mueble. Yo me senté en su silla. Se acercó a mí con una carpeta, en cuanto se sentó sobre mí, lo rodee con mis brazos y apoyé mi barbilla en su hombro. De la carpeta sacó las verdaderas fotos que el estúpido de Enzo editó.

── Estas son las reales ──Empezó a pasar las fotos. En prácticamente todas salía él enojado, estaba claro que le estaba hablando mal a Enzo.

── No quiero seguir viéndolas, tiralas.

── De acuerdo, pero solo quería que vieras las reales ──Dejó la carpeta a un lado, se puso de lado para verme y pasó un brazo por mi cuello── ¿Le rompiste tú el brazo?

── Sí, pero debí romperle más huesos por atrevido.

Me reí.

── Tienes que dejar de ser así, no puedes ir por la vida rompiéndole los huesos a todo el que se acerca a mí.

── Si fuera que solo se acercaran a ti yo no les haría nada, pero siempre tienen otras intenciones. Por ejemplo, Zack siempre que tiene oportunidad te está tocando y besando, eso yo no lo puedo permitir.

── Bueno, eso es cierto. Se lo merecía, y encima lo hace delante de los demás.

── Exacto.

Nos quedamos mirando hasta que sonreímos.

── Te amo bebé ──Dije. Acarició mi mejilla y me besó.

Conquistando a un millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora