Capitulo 11

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Adele

Un golpe en seco me despertó, levanté la cabeza de la almohada por acción inmediata. Vi a Alison dormida a mi lado, apoyada en mi brazo. Con cuidado lo saqué sintiendo el hormigueo de mi brazo dormido. Esperé que pasará y volví a caer en la almohada cerrando mis ojos.
No sé cuánto paso pero volví a despertar por la vibración de un motor. Levanté la cabeza viendo la ventana. La luz del día era más clara.

Salí de la habitación viendo la hora. Tenía el tiempo justo para preparar el desayuno. De repente me detuve recordando donde estaba y lo que pasó. Volví a la habitación viendo a Alison dormida, recordé la ausencia de sus padres y que estaba en casa de Miranda.

Seguí escaleras abajo deteniendome al final de la escalera cuando la puerta se abrió. Me quedé en silencio sin moverme viéndola entrar, con su casco negro en mano, su cabello desordenado y su rostro arrugado. Dió dos pasos yéndose de lado, se quedó inmóvil y luego siguió a la cocina a dónde la persegui con el calor que me recorría todo el cuerpo.

-¿Estás llegando de la calle? -le pregunté si más.
Mi voz la hizo sobresaltar soltando el casco que dió vueltas por el piso, como tonta lo persiguió hasta que logró agarrarlo. -¿Te fuiste a beber, Miranda? Por dios apestas a alcohol.

-Tu llegaste aquí... oliendo a sexo y nadie dijo ni pío. -el color se me subió a la cara junto con el enojo. -Fui a tomar pero no estoy ebria.

-Buen día, en seguida me pongo al día. Ya tengo lo que prepararé.

La chica de servicio salió de la habitación poniendose el delantal. Miranda se bebió un vaso con agua dejando la cocina pasando por mi lado, sin verme, sin decir nada más.

-¿Así es como quieres cuidar a Alison, Miranda? ¿Dejándola sola por irte a beber a mitad de la noche? Es tu responsabilidad... ¿Crees que eso me hace sentir tranquila? -le reproché enojada hasta el pelo, me miró con el ceño fruncido respirando con fuerza.

-No la dejé sola, estaba contigo, si eres su mamá también es tu responsabilidad. -me señaló con fuerza. -¡No la dejaría sola nunca porque la quiero mucho y quiero cuidarla de todo lo malo! Tu no eres mala, por eso me fui.

-¡De todos modos debías quedarte!

-¡No! -me gritó sobre el rostro. -¡Tu te quedas y yo me voy! Además ¿Que te importa lo que yo haga? Preocúpate... -cayó de espaldas al sofá, se tomó la cabeza mordiéndose los labios, me preocupé queriendo sostenerla, pero me quedé ahí viendo su terrible estado. -... preocupate por Alison o por... si un día no puedo cuidarla, eso es lo que importa.

-Ahora no podrías cuidarla y eso me preocupa.

-Estoy bien. -me miró con seriedad. -Me doy un baño, me tomo una pastilla y estoy lista para mis responsabilidades. En unos minutos bajo.

Me quedé observandola con tristeza, hizo todo el esfuerzo por no caerse en las escaleras, a paso lento logró subirlas desapareciendo por el pasillo de las habitaciones. Sus palabras se alojaron en mi cabeza buscando entender si eran reclamos, o era todo producto de su estado de embriaguez.
No puedo negar que me dolió verla y escucharla así, he estado acostumbrada a conocer a una Miranda diferente conmigo. Esta que se presenta ante mi está a la defensiva, huye, no quiere estar a mi lado y eso duele.

-Señorita, el desayuno está listo. La señorita Alison debe estar por bajar.

-Se me olvidó despertarla... -corrí por las escaleras.

-Ella despierta sola.

Me detuve a mitad de escaleras viendo a Alison bajar, vestida con su uniforme. Traía cara de pocos amigos, sin embargo no me negó una sonrisa y un abrazo que alegraron toda mi mañana. Pasamos juntas al comedor de la casa haciéndonos compañía en el desayuno junto a Titano quien desayunaba en su charola en la cocina.

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