Capitulo 33

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—Señor Ricardo. Escucheme.

Ricardo con la cabeza baja miraba sus manos sumergido en su mente, parecía estar detenido frente a una pared de ladrillos dentro de un callejón sin salida con un montón de recuerdos atrás y ninguno delante. Cerraba sus ojos buscando algo más un pensamiento recién pero todo pasó antes del último día que recuerda.

—¿Que es lo último que recuerda antes de estar aquí? —le preguntó el terapeuta.

—Salir de casa de mi ex esposa, estar con mi hija e ir... a mi casa y estar dormido en mi cama... ¿Ahora despierto en un hospital?

—¿En qué año cree que estamos? —el terapeuta anotaba en su agenda las respuestas.

—Ahmm. —hizo silencio unos segundos viendo a Reonna y recordó. —2016

—Estamos en el 2022.

Soltó un suspiro lleno de frustración negando ante lo que escuchaba, por unos minutos discutió la realidad en la que estaba, creyó ser engañado por el equipo médico y por su hija, pidió pruebas de la realidad a lo que le mostraron un periódico recién con fecha de hace dos días del año 2022, incrédulo volteaba las hojas leyendo las fechas de cada una coincidiendo con lo que ellos decían. Las preguntas del terapeuta se basaron en datos personales como; La edad, estatus marital, profesión, cantidad de hijos, sus edades y lugar de ubicación. A lo que todas sus respuestas fueron afirmativas, en pasado.

—Estamos en Los Angeles, no en Londres.

—Es decir que... olvidé...

—Olvidaste tus últimos cinco años. —sentenció el terapeuta finalizando su análisis en su carpeta. —Iré con los médicos para evaluar tu caso, permiso.

Reonna lo abrazó sintiendo su frustración, se le notaba en su rostro afligido y la mirada perdida luchando por comprender, anclado en el pasado lejano que fue lo único quedó en su memoria. Si cerraba sus ojos podía verse detenido frente a la pared en ese callejón sin salida sin poder avanzar si un hueco en ese muro que le diera luz a algo más allá, estaba atrapado en su propia mente, estancado en el pasado. Pensó en lo sucedido hace instantes y en la chica que salió azotando la puerta después de desconocerla recordando su nombre Reonna lo pronunció antes de su entrada pero más allá no pudo recordar ni siquiera pudo sentir una conexión con su tacto, con los besos o palabras que salieron de su boca y ya no recordaba. Se aferró a los brazos de Reonna como único puerto a su pasado y a la realidad que desconoce.

Los médicos en la sala de reuniones mostraron las tomografías realizadas y los resultados de la presión cerebral que mostró la evidencia de lo sucedido: El golpe recibido afectó el hipocampo lugar del cerebro que tiene relación con la memoria y que sirve como nodo de activación lo que permite se activen distintos recuerdos, al ser golpeado muchos recuerdos desaparecen, produciendo una amnesia retrograda.

—¿Coincide esto con su análisis? —le preguntó el medico de cabecera al terapeuta viéndolo por encima de sus lentes.

—Si, en efecto. —respondió el terapeuta. —Coincide con todo lo que es la amnesia retrograda que incluye la memoria declarativa y la no declarativa: No recuerda hechos del pasado, exactamente...—se apoyó en su análisis buscando el final de su escrito. —... hace seis años. Pero recuerda como manejar un celular, escribir, sumar y hasta reconocer el sabor de una fruta en este caso lo agridulce que es una naranja.

—La herida no fue profunda. —señaló la pantalla ubicandose en la primera tomografía. —Pero iba en dirección al hipocampo... Y pues, lo afectó más de lo que pensamos. Es algo que sabíamos podía pasar pero no a tal grado. —el hombre suspiró cansado echándose en el asiento.

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