Capitulo 51

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-Ocean, no te he contado.

Lyanna pasó saliva sentandose en mariposa al pie de la colchoneta llamando la atención de Ocean. Le quitó el celular de las manos guardandolo en sus piernas, respiró profundo tomando todo el aire posible antes de contar su nueva historia.

-Me da nervios tu misterio, Ly.

-No es nada malo. Es un cambio.

-¿Ah sí? ¿Y cuál es?

-Es que... ya ví mi primer ciclo menstrual.

Ocean siendo mayor que ella todavía no había menstruando, sorprendía recibía la noticia. Curiosa se acomodó frente a ella para saber más.

-¡¿Que sentiste?!

-Mucho dolor, pero antes había experimentado cambios. Mira. -Lyanna tocó sus senos y consiguió a lo que ella le llamó una piedrita. -Siento una piedrita aquí. Pon tu dedo índice.

Lyanna sacó el dedo de Ocean poniéndolo sobre su pequeñísimo seno. Sorprendida miró una a la otra tocando el pequeño bulto presionando sobre el.

-Auch, no presiones. Duele. -Lyanna soltó una palmada sobre la mano de Ocean quien rápido la retiró.

-¿En serio te duele?

-Si, mamá dijo que es normal.

-¿Para cuándo me pasa a mi?

-Mmm tal vez pronto. Mamá dijo que esto es un gran avance en mi crecimiento. Pero no te preocupes, en otras personas tarda.

-¿Segura? Estoy dudando si soy una niña.

-Jajaja claro que lo eres. La más linda de todas. -Las mejillas de las dos se tiñeron de rojo. -Oye, es un secreto entre tu y yo. No lo puede saber nadie más.

-Mmm entiendo, pero... ¿por qué?

-Porque es algo mío y me pertenece. Solo lo estoy compartiendo contigo.

-Lo respeto. Me cuentas tus avances en crecimiento.

-Ya los verás. -tomó su rostro dejando pequeños besitos en sus mejillas. -Creceremos juntas.

-Lo decreto, Ly.

La canción favorita salió del celular de Lyanna. Poniéndose de pie bailó sobre la colchoneta donde dormirían las dos. Su baile ocasionó risas en Ocean, desde su posición la veía disfrutar de la felicidad que expresaba en su sonrisa, en el canto desafinado y en el movimiento de su cuerpo sin ritmo. Aceptó su invitación entrelazando sus manos bailando al mismo ritmo, riendo entre sí, a solas en la habitación.

La felicidad es enorme cuando somos tan pequeños y conocemos poco.

Adele

Bajé la cabeza mirando debajo del asiento sin hallar mi braga, resoplé dejando caer mi cuerpo en el asiento, seguía temblando. Terminé de subirme el mono alzando mis caderas sobre el asiento antes de entrar a la casa. Alcé mi camisa quitando el sudor de mi cara, el viento que entraba por la ventana no lograba secarme ni relajarme.

Miranda abrió la maleta del auto y luego bajó azotando la puerta al bajar, antes de seguir pidió disculpas pasando directo a la parte de atrás del auto. Estiré mis piernas masajeando mis muslos para espantar el temblor y solo conseguí un calambre que me inmovilizo la pierna izquierda.

-Baja del auto. ¿O te quedas?

-Ya... salgo.

Moví mi pierna en dirección a la puerta sin continuar ante el cosquilleo que me recorrió hasta la cadera.
La puerta de mi lado en el auto se abrió y una mano se extendió a mí. Más allá, en su muñeca, detallé una abeja tatuada y la piel blanca dónde por encima se marcaban sus venas.

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