Capitulo 59

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Adele

Desperté dos horas antes que todos para adelantar desayuno, el almuerzo y pensar en la cena. Terminé de preparar las mochilas de Angelo y Lyanna para que solo bajarán, desayunaran, una vez listos se fueran a la escuela.

En realidad me mantuve despierta toda la noche, retorciéndome en las sábanas buscando el puto sueño que nunca encontré, nadando entre los pensamientos y preocupaciones que por más que quise no pude dejar de lado.

Terminé de servir las tazas de café y camine
a la salida de la cocina que daba al jardín. Le extendí su taza de café a Miranda quien sentada en uno de los escalones tenía la mirada perdida en el horizonte, capaz dormía despierta.

—Para el sueño.

—Te ayudo.

Le di las dos tazas de café mientras me sentaba a su lado. Sin disimulo ví sus piernas descubiertas, a las que estaba abrazada pasando el frío, llevaba un short de algodón ajustado a sus caderas, quedando bastante bien en ella y que por cierto, era mío... o de las dos.

—Perdón por desvelarte anoche.

Pasé mi mano por su espalda descansando en su hombro, la traje a mi besando su mejilla en varias ocasiones con pequeños besos.

—No tienes por qué pedir perdón. Hay muchos días por delante en los que podamos recuperar el sueño.

—Gracias.

Besé su sonrisa haciéndome espacio en sus brazos, descansando mi cuerpo y relajando mi alma en ella como un remedio, aprovechando los minutos que nos quedaban a solas antes de que mis hijos despertaran. En esos minutos escuché uno de sus relatos de años atrás, no recordaba con exactitud hace cuántos años pasó pero de aquellas veces que sentía el mundo irse de sus manos viajaba al mar y pasaba los días que fueran necesarios despertando en ese lugar, con el ruido del las olas del mar y el olor característico que describió tan detalladamente que casi pude sentirlo.

—Esa parte del mundo tiene mucho poder y cuando estás en él muchas cosas se lleva de ti.

—Puedo verlo en ti. —me giré para verla sonriendo por su sonrisa, sus ojos achinados del sueño y su mirada puesta en mí.

Nunca imaginé este momento, él estar aquí en medio de un problema familiar y que ella estuviera a mi lado, acompañándome sin que algo más importara. Estamos las dos en los mismos pasos, en el mismo tiempo y espacio, de una situación que puede ser nada más que mía pero que ella también ha tomado como suya.

Parece tan irreal que sea ella, después de tantos años la persona que sin importar el tiempo, los sucesos, las vueltas de la vida esté aquí, conmigo.

Estaré agradecida por el resto de mi vida por ese amor que en ella nació una vez hace tantos años y que aún sigue vivo en su alma. Es ella la persona más valiosa devuelta a mi vida, la que no se parece a nada ni a nadie que he conocido y ahí radica todo, en su ser, en quien es.

—¿Por qué lloras?

Me preguntó riendo en su carcajada rasposa.

—No lo sé. —me limpié las lágrimas viéndola reírse. —No lo sé... perdón. Es que... te escucha hablar y es lindo como te expresas ¡Perdón!

—Jajaja, ven acá.

Me abrazó y lo único que hice fue llorar más. No podía controlarme.

—Mis hijos ya están por despertar y van a ver a su madre llorando a las seis de la mañana. —en su hombro me escondí, después del llanto sentí mucho alivio en mi y pude controlarme. —Estoy bien, estoy bien.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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