Adele
Mis uñas se encajaban en su brazo al que me aferraba cómo apoyo, buscando la respiración mientras mi cuerpo se agitaba cada vez más por sus entradas en mí. De espaldas a ella la veía de reojo tumbada en mi espalda, respiraba agitada sobre mi oído. Sentía el roce de sus pezones en mi piel, el contacto despertaba aún más mi piel, causando un hormigueo que iba y venía a la par de sus movimientos.
Mis intentos por moverme fueron inútiles, su brazo hizo presión alrededor de mi cuello, entendí lo que quería. En la misma posición me quedé, reprimiendo sobre la almohada mis gemidos que terminaba por estallar sobre el algodón.
Una, dos y tres veces sus manos palmearon mis glúteos. No la detuve, se sentía bien mi cuerpo arder en sus manos.
-¿Soportas más?
Preguntó en mi oído, borrosa la mire entre mis cabello enredados pegados a la cara.
Saqué mis manos debajo de la almohada, me aferré al espaldar de la cama y arqueé mi espalda liberando la respiración que llevaba retenida en un grito ahogado que no pensé para dejar salir. Abrí mis piernas colocándome de rodillas en la cama apoyada en mis codos, por debajo de mí ví mis fluidos recorrer mis muslos, después su cara en medio de ellas y lo demás fue sentir su lengua húmeda recorrer de arriba abajo limpiando con ello todo lo que expulsé.
-Miranda.
Dije su nombre con firmeza, a punto de caer en la cama. Su lengua seguía haciendo lo suyo, entrando y saliendo de mi sin cansarse, yo sin oponerme. Grité, todas las veces que sus dientes tiraron de mis partes más sensibles pero no se detuvo hasta que por última vez mis fluidos volvieron a salir.
Me giré boca arriba tratando de calmar mi respiración. Sus dedos saliendo de mi hicieron un camino desde mi vientre hasta mis senos dónde se acostó dedicada a lamerlos uno a uno mientras con su rodilla seguía tocandome.
Acaricié su cabeza en medio del placer provocado por esos movimientos circulares de los cuales no me cansaba de sentir, ni de querer.
-¿Estás bien?
Asentí abriendo mis brazos, dónde se acostó quedando a mi altura.
Tocó una de las marcas que había dejado en mi clavícula con la yema de sus dedos, la acarició viéndola con detenimiento. Su camino me llevó a armar la forma en mi cabeza de un círculo que terminaba con una cola.
Por encima de su cabeza ví la hora. Faltaba media hora para el amanecer y no pensé pasar tanto tiempo volviendome adicta a algo o a alguien. Esta vez a ella.
-Tengo hambre.
Dije más dormida que despierta.
-También yo.
Lo último que recuerdo antes de dormir es a ella, tomandome de mis piernas y mi cadera colocándolas sobre las suyas. En mi pecho se arrulló, cerré mis brazos y mis piernas envolviendola en mí. Sin nada que nos cubriera, nuestra desnudez solo fue presenciada por sus ojos y los míos.
***
En el transcurso del día intenté levantarme dos horas después de haberme dormido lo cual fue intento fallido. Solo abrí mis ojos para acomodarme a su lado, abrazarla y asegurarme al cien por ciento de que era ella. Besé su mentón, sus mejillas y sus labios antes de volver a quedarme dormida otro rato.El ruido de afuera, del día, los autos, los árboles moverse con el viento, la luz y los pasos me sacaron de la cama. Envolví mi cabello enredado en una coleta alta, luego busqué una pijama de dormir manga largas para salir y estar presentable ante mis hijos.
Por suerte el personal había adelantado el desayuno, agregué unas recomendaciones en el desayuno de Angelo antes de que rechazara por completo la comida cuando viera la papaya en la ensalada.
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River Lea
FanfictionPara el que acepta, resiste, espera, vive y lo vuelve a intentar.