Capitulo 15

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Miranda invitó a Adele a un almuerzo familiar que tendrían después de la grabación a lo que Adele aceptó asistir. En el camino y durante el almuerzo Miranda le habló de todos sus proyectos, las próximas colaboraciones que tendría, en esas iba incluida un dj, de lo cual se sentía nerviosa por experimentar un nuevo sonido.

—También tengo que prepararme para un festival. —dijo cansada de hablar, bebió un poco de agua suspirando. —Son muchas cosas, a veces no me gusta.

—Conectas con muchos sonidos, por lo que veo. —Adele tenía su brazo apoyado en la silla de Miranda, ella asintió viendo a papá.

—Me gustaría hacer salsa, un día.

—¡Me tienes que enseñar más de ese sonido o ritmo! —dijo emocionada golpeando su hombro.

—Si quieres escuchar las mejores salsas las tiene papá en su equipo de sonido. ¿Si o no? —le dijo retandolo el asintió mordiendo un pedazo de pollo de su plato. —Le digo que me las pase y las ponemos un día, en tu estudio.

—Me parece genial, mi estudio está abierto para ti y todo lo que quieras hacer. —Adele le entregó su plato vacío al mesero regalandole una sonrisa amable. —Por cierto. ¿Dónde aprendiste a tocar la batería?

—Mi padre y luego unas clases aparte. ¿Necesitas que lo haga de nuevo?

—Mmm tal vez si. —Adele pensó en una de sus nuevas canciones que podría necesitar ese sonido, pero también la fuerza que ella le ponía. —Quedaría bien, si lo planteo en tu cabeza.

—Bueno, entonces dime cuándo y ahí estaré.

Adele vió la hora en su reloj y sorprendida quedó por lo tarde que era, pensó que su reunión con Miranda duraría par de horas por la mañana pero sin darse cuenta se extendió hasta la tarde después del mediodía. Revisó su celular viendo las notificaciones: Par de mensajes de Ricardo que ya eran tarde para contestar, otros relacionados con el trabajo y uno último que tenía que ver con Simon quien llevaba los niños a casa.
No supo cómo manifestarle a Miranda que se tenía que ir, la miró pensativa, riendo con la conversación que su familia mantenía acerca de los maridos infieles y malos en la cama, le parecía una familia muy divertida, llena de carisma, bastante desigual a lo que siempre ve, eso le agradaba. Pasados unos minutos cayó de nuevo en la realidad de que debía marcharse, tomando su bolsa.

—¿Te tienes que ir ya? —Miranda la vió con la intención de ponerse de pie, Adele vió sus ojos verdes más grandes, casi suplicantes y asentir le costó. —Te acompaño entonces a la salida.

—Gracias.

Adele se despidió de cada uno con un abrazo y una sonrisa, ellos esperando que Adele volviera a asistir a una de sus reuniones. Miranda siguió detrás de ella abriendo la puerta del restaurant para que salieran, caminó a su paso hasta el auto donde se detuvieron para despedirse. Adele se giró quedando frente a Miranda abajo en la acera, bajó su mirada buscando su mano la cual abrazo entre la suya.

—Hablar contigo me ayudó a entender muchas cosas y a estar más tranquila. —el dedo pulgar de Adele viajaba entre los nudillos de Miranda. —Gracias por tomarte ese tiempo y dedicarmelo, gracias. —le dijo con voz suave.

—No importa qué, siempre voy a estar, lo sabes. —le susurró Miranda en su lugar, Adele veía sus nudillos, quedándose en silencio, apretó su mano con fuerza, sin soltarla.

—Es más que el tiempo que me dedicaste, es... es... —Adele luchaba para quedarse con las palabras por dentro, debatiendose internamente en lo que debía decir o debía callar. —... Es lo que me hiciste sentir... lo que me haces sentir, es extraño y...

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