#41

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Todo estaba oscuro y su corazón se sentía inquieto porque no podía salir de ese limbo tan tenebroso.

—¡Mamá!—Exclamó Adrien caminando sin rumbo, a ver si alguien le podía escuchar—¡Mamá!—Pero no hubo respuesta.

Su respiración se agitó cuando siguió caminando y no encontró salida alguna. Comenzó caminando, empezó a marchar y acabó corriendo desesperado porque esa pesadilla sin ninguna salida ya lo había vivido hace mucho tiempo.

Se paró en seco cuando se vio así mismo con 7 años.

—¿Estás bien?—Preguntó el más pequeño.

El universitario se obligó a si mismo a tomar tranquilidad en el asunto, no podía ponerse más nervioso y cuando se mentalizó de que eso terminaría pronto, le sonrió.

—Sí, todo está bien.

—¿Entonces por qué nos hemos desmayado?—El mayor se mordió los labios y se puso a la altura del pequeño.

—He perdido los nervios.—Explicó sencillamente el adulto y esperaba que el chiquillo no empezara a preguntar el porqué.

—¿Con _____?No le habrás hecho nada, ¿no?—Los orbes verdosos de Agreste mayor se abrieron con sorpresa al ver la reacción de su yo pequeño.—Si le haces algo te voy a pegar.—El infante se acercó con la intención de darle una patada pero se detuvo cuando lo vio reir.

—No ha sido ella, ella me trata muy bien y espero que a ti también.—Se reiconcorporó y se puso a jugar con cabello del chiquillo

—¡Adrien!—Ambos escucharon una voz conocida y los dos se miraron cómplices.

—¡Es ______!—Exclamó Chat Noir mientras saltaba de alegría.—¡Quiero verla!—Pero Adrien negó.

—Yo tengo que verla, más tarde podrás jugar con ella.—El infante se cruzó de brazos e hizo un puchero.

—¡Es que quiero darle otro beso!

—¿Otro?—Chat Noir se tapó la boca con las dos manos y supo que no tenía que haber dicho nada.

—Adiós, te están llamando.—El niño salió corriendo y el universitario no le detuvo, solo suspiró y cerró sus ojos esperando poder despertar.

La niñera que había bajado a por un pequeño cuenco para poner agua y un paño para tratar de bajar la fiebre, había tenido la mala suerte de pasar cerca del estudio de su jefa, por lo que no pudo evitar escuchar la conversación que se estaba tornan...

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La niñera que había bajado a por un pequeño cuenco para poner agua y un paño para tratar de bajar la fiebre, había tenido la mala suerte de pasar cerca del estudio de su jefa, por lo que no pudo evitar escuchar la conversación que se estaba tornando a puros gritos.

"El chisme es pecado ______, el chisme es pecado." Ella trató de mentalizarse mientras pasaba con gran rapidez, pero se detuvo cuando escuchó su nombre.

—¡______ no es ninguna inepta!¡Es muy buena trabajadora y desde que ella ha estado aquí he podido centrarme en la empresa que su hijo dejó quebrada!

—¡No hables así de mi hijo!¡Él falleció hace 15 años no lo metas en esto!

—¡Pues desde que él falleció, la empresa que por cierto es mía, estaba por tocar fondo pero yo sola la levanté!¡Su hijo que tanto defiende no solo me engaño sino que nos dejó solos a Adrien y a mí!¡______ ha sido un gran apoyo porque no he tenido que preocuparme por Adrien y he podido centrarme en el trabajo sin tener que pensar en si mi hijo va a tener otro ataque!

—¿Pero tú has visto lo que acaba de pasar? ¡Mi querido nieto se desmayó y esa niñita que defiendes no pudo ni evitarlo!¡Es una incompetente! 

—¡La culpa es de esa otra chica que vino! Esa chica que usted dejó entrar porque vino a mi casa a dar órdenes, que no se le olvide que aquí yo pongo las normas y si la he dejado entrar es porque es la abuela de Adrien y él la aprecia.

La latina se mordió el dedo pulgar mientras escuchaba toda la conversación, pero cuando todo se quedó en silencio supo que tenía que salir de ahí corriendo.

—¡Suficiente! Escúchame Emily no sé como lo haré pero me llevaré a Adrien conmigo a Francia donde siempre tuvo que estar.

La de cabello oscuro terminó de bajar las escaleras rápidamente y con los nervios a flor de piel se metió a la cocina, provocando que Gina saltara.

—Joder ______ me has asustado.—La señora se tocó el pecho tratando de calmarse pero la niñera solo hizo signos de silencio y antes de que la cocinera pudiera hablar de nuevo se escuchó como unos fuertes taconeos bajaron.

Ambas empleadas se miraron ansiosas y miraron en dirección a la puerta, donde se paró Odette.

—Me voy Gina.

—Hasta luego señora.—Y ______ que disponía a despedirse fue irrumpida por el semblante serio de la empoderada.

—Me equivoqué contigo niña, cuídate.—Y sin decir más se fue.

La niñera sintió como la sangre se le iba a los pies y mientras se apoyaba en la encimera se abanicaba con la mano derecha.

—¿Estás bien? Acabas de perder los colores de tu casa.—La cocinera se acercó rápidamente a la joven para darle un vaso de agua y darle aire con un trozo de papel.

—¿Has visto esa amenaza? Ahora sí me voy de esta casa y eso no es lo peor .—_______ se estrujó la cara con desesperación y vio que no podía aguantarse más lo que había escuchado.

—Yo estoy muy agradecida con la señora Odette porque me consiguió este trabajo a cambio de nada pero no pensé que ella fuera así.—Gina se tocó la cara con asombro y cuando vio que la de ojos oscuros exageraba un desmayo, le pasó un paquete de galletas de chocolate.

—Gracias, no sé qué haría sin ti.—Lloriqueó la joven mientras se comía las galletas.

—Deja el drama y vuelve a lo tuyo.—Fu apareció por la puerta y las almas de Gina y _______ querían salir de su cuerpo.—La señora Odette siempre ha sido así, así que no hay de que sorprenderse.

El señor, que siempre se mantenía callado y ajeno a los chismes, caminó hacia la cocina y puso a hervir agua.

—¿Usted sabe algo Fu?—La más joven preguntó con cuidado porque no quería ser regañada.

—A mi no me cae especialmente bien.—Contestó el asiático mientras abría un bote de cola cao que contenía las hojas del té para Adrien.

Infantil {Adrien Agreste y tu} [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora