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Se dispuso a pasar la aspiradora pero ni siquiera podía escuchar la música de lo pensativa que se encontraba.

—¿Estás disociando la mente?—Cuestionó Axel apoyado en el marco de la puerta y ______ saltó como los gatos.

—¿A que viene esa pregunta tan absurda?—Cuestionó mientras se quitaba el único casco que tenía puesto.

—Porque llevas pasando la aspiradora 15 minutos por el mismo lugar, incluso ha perdido un poco su color y todo.—La joven vio que era cierto y apagó la aspirada.

"Ay dios mío ha cambiado de verde oscuro a ser un poco más claro, me van a matar" Se dijo asimisma en mitad del pánico.

—¿Qué te tiene tan distraída?¿Acaso mi primo te dijo algo extraño?

—No sé porque me preguntas, ¿se lo dirás a tu abuela?—La peli-negra contestó molesta y se dispuso a limpiar las ventanas con un trapo mojado.

—¿Cómo dices eso? Yo a mi abuela no le he dicho nada.

—Pues me siento como si fueras un espía que está buscando cualquier excusa para que me echen de aquí.—Ella ya harta dejó el pañuelo a un lado y miró cara a cara a Axel.

—No quiero que pienses eso de mí _______, me preocupo por mi primo y mi abuela también por eso está tan emparanoida con cuidarlo, pero esos detalles te lo iba a explicar esta noche.

—No quiero que vengas a mi habitación, las cosas están muy delicadas como para que todo se malinterprete.

El pelinegro mostró un rostro serio y bajó por un segundo la cabeza para después mostrar una sonrisa falsa.

—Está bien, lo entiendo perfectamente, entonces hablemos ahora.

—No sé qué tan urgente puede ser para que quieras hablar del tema.

El de ojos azules dejó de sonreír y esta vez puso un semblante verdaderamente serio y la niñera mostró interés.

—Te había dicho que mi abuela tiene interés en llevarse a Adrien a Francia y ella es una persona muy seria con sus decisiones—Axel comenzó a caminar lentamente por la habitación.—Eso quiere decir que si mi abuela se lo lleva, tú te quedarás sin trabajo y sin un lugar dónde vivir.

________ se mordió el labio inferior y lo miró seriamente.

—No sé qué pasa detrás de todo esto pero estoy segura, bueno, casi segura de que la señora Emily no lo permitirá.

—Oh, claro que la tía nunca lo permitiría, ha luchado mucho contra mi abuela por esta decisión, es más llevan así desde que a Adrien le diagnosticaron trastorno límite de personalidad—el pelinegro le dio la espalda a la chica.—Por eso mi abuela no perderá el tiempo con la tía Emily, va a ir a por tu cabeza.

El futuro médico se giró de forma dramática, pero no había forma de que la latina se tomara esta situación a broma y se quedó en silencio incluso cuando el chico se acercó a ella.

—Es una mera suposición pero estoy casi seguro de que hará lo posible por hacerte quedar mal o hacer que la tía y todos te miren con malos ojos, por eso déjame ofrecerte algo.

—¿El qué?

—Ven conmigo a Francia, no creo que te quieras ganar a mi abuela de enemiga y si colaboras para ayudar a que Adrien vuelva a París entonces podrías conservar tu trabajo pero en otro país, ¿no te parece una buena idea?—El chico con una sonrisa sincera en el rostro le ofreció la mano en señal de sellar el trato pero la joven tenía muy claro su decisión aunque no supiera si estaba bien.

—¿Y nadie le ha preguntado a Adrien que quiere hacer?—________ se quedó mirando instantáneamente la mano del chico y después procedió a mirarlo a los ojos.—Aceptaría encantada, si supiera que Adrien es feliz en Francia, pero nadie le está preguntando a él que quiere y creo que si esta lucha ha durado tantos años y él nunca se fue con su abuela por algo ha sido.

El tono de la joven no sonó del todo fuerte pero si sonaba sincero, así que Axel bajó la mano y soltó un gran suspiro.

—Está bien, tú ganas, estaré de tu lado siempre que lo necesites y aunque pierda un poco de cariño de mi abuela no es que vaya a acabar con mi vida.—El chico rió con desgana y se fue de lo habitación rápidamente, sin siquiera darle tiempo a la niñera a reaccionar.

—El chico rió con desgana y se fue de lo habitación rápidamente, sin siquiera darle tiempo a la niñera a reaccionar

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Siempre era su primo, siempre estaba él primero. En su familia, en su herencia, en el cariño ajeno y en el amor.

Se mordió el labio con frustración y contuvo su ira en un par de puños. Se encerró en la habitación y trató de no romper nada de la furia.

Desde hace varios años sabía que su situación siempre había sido desfavorecido, la menos desde que tenía memoria.
No le bastaba con que su madre, la hermana pequeña de Gabriel, muriese en un accidente automovilístico junto a su padre, sino que también tuvo que perder la única atención que tenía de su abuela.

Había pasado hace muchos años y él nunca había sido involucrado directamente, pero una vez que fue creciendo y su abuela se ausentó cada vez más, fue dándose cuenta él solo.

No quiso parecer ignorante y se mostró compasivo ante el gran choque por el que estaba pasando su primo, así que trató de verse como una figura fraternal para Adrien.
Pasó los veranos en el nuevo lugar en el que estaba su primo, se adaptó al idioma, a los cambios de humor, a los gritos en la noche, a las vueltas de terapia y a sus amistades. Se había adaptado tanto a sus amistades, que en los últimos veranos había conocido a Marinette y se había enamorado ciegamente de ella, pero a la francesa no le importaba nadie quien no fuera el rubio, quién había comenzado a adaptarse a una vida común.

Pero un verano en el que Axel regresó contempló como sus ilusiones se hacían nudo, al ver como ambos jóvenes se habían convertido en pareja y tomó la decisión de distanciarse lo más posible.

Aunque se había acostumbrado a una vida de un joven rico y mujeriego, se vio en la obligación de volver al lugar en el que estaba viviendo su primo por mandato de Odette que sentía su corazón inquieto y algo le decía que la nueva chica que estaba cuidando a su nieto no podría traer nada bueno.

Nunca entendió completamente a su abuela, como una joven podía hacerla sentir inquieta.
Cuando el pelinegro conoció a la latina no supo relativamente como describirla, ¿torpe?¿extraña?¿común?

No había nada en esa pobre chica que le dijera que fuera un peligro, ni siquiera en esa conversación tan corta que tuvieron en esa cafetería, ni en esa loca pelea con la que una vez fue su amor platónico, ni en esas conversaciones cortas, ni en los desayunos que de vez en cuando compartían, ni en esa vez que la consoló mientras lloraba desquiciadamente.
Pobre chico que había sido víctima de los malversos pensamientos de su abuela que lo llevó a consolar a una joven desconsolada.

Ni siquiera esa noche loca le hizo pensar que _______ tuviera pensamiento extraños con Adrien, más que nada porque mientras tenían sexo llamaba a un tal Luka.
Que inútil se tenía que haber sentido Axel que aunque compartió esa noche con la latina, no logró que le llamara por su nombre de lo borracha que iba.

Pero, ¿ahora que hacía ese francés con un nudo en la garganta una vez más solo? Porque al menos pensó que con esa inofensiva niña podría desahogar ese dolor que llevan y cuando estuvo a punto de hablar se dio cuenta de que ella también pensaba en Adrien.

—¿Por qué todos piensan en ti? ¿Por qué nadie hace eso conmigo?—Cuestionó en voz alta mientras se sujetaba la cabeza sentado en la cama.

Infantil {Adrien Agreste y tu} [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora