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Su cerebro quería procesar todo con la mayor calma posible, pero muy pronto se dio cuenta de que debía llegar al joven Agreste hasta la universidad. A ver no iba a ir caminando, ya que Emily no lo permitiría, pero aún así ______ debía acompañarlo hasta la puerta del centro estudiantil. Por lo tanto bajó las escaleras con algo de rapidez , con la intención de meterle prisa al rubio, pero fue su sorpresa cuando lo encontró con una maletín de hombre universitario, de color grisáceo, seguramente llevaba un portátil y algún que otro bolígrafo, sin olvidar unas pastillas por si acaso.

—Llegas tarde—pronuncio él, su voz era algo más grave que cuando la latina lo estaba persiguiendo por la mansión, sobre todo era muy cortante.—No me gusta que seas impuntual.

—Sí, bueno, perdona, no volverá a pasar—murmuró la joven nerviosa o más bien intimidada, venía a cuidar a un niño, no a un universitario millonario y caprichoso.—¿Llevas todo?

—Sé lo que tengo que llevar, puedo tener cualquier cosa pero si soy responsable. Y seguramente no sabes ni donde estudio, es el François Dupont, pero no te servirá de nada porque muy pronto dejarás de estar aquí.—Realmente estaba consiguiendo que _______ fuera sacadas de sus casillas, pero respiró profundo y se mentalizó que todo era por el dinero que realmente necesitaba.

—Vámonos anda.—Dijo la joven con la mayor calma posible reteniendo las intensas ganas de pegarle una buena ostia. Mientras tanto el de ojos verde seguía a la chica que había salido de la mansión en dirección al lujoso coche que los esperaba.

El camino hacia la universidad se hizo una eternidad, ________ acompañaba a un Adrien que se encontraba indignado por como lo trataba su madre, que por mucho que estuviera enfermo tenía al mayordomo o a la cocinera que si eran de confianza para ay...

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El camino hacia la universidad se hizo una eternidad, ________ acompañaba a un Adrien que se encontraba indignado por como lo trataba su madre, que por mucho que estuviera enfermo tenía al mayordomo o a la cocinera que si eran de confianza para ayudarlo, no como esa niñata que tenía a su lado, pero no le quedaba más remedio que pensar algún plan para que fuera despedida o hacer algo antes de que esa joven hiciera algo al respecto que lo pudiese poner en evidencia frente a sus amigos o su novia.

Faltaba muy poco para llegar al François Dupont, así que Adrien habló para advertir o más bien exigir.

—No vas a entrar conmigo, no quiero ser ridiculizado.

—Tu madre dijo que-

—Me da igual lo que haya dicho mi madre, no vas a entrar a la universidad y punto.—El coche se paró, ________ se sentía intimidada, pero debía superar ese miedo que Adrien había provocado en ella porque acabaría perdiendo su apuesta con Kate y la oportunidad de saldar sus cuentas y dejar de vivir como una desagraciada pobretona. Por lo tanto cuando el rubio salió del coche, la latina lo siguió.

—Yo también puedo jugar a ser la mala en esta historia, así que sé buen chico y nos acabaremos llevando bien.—Agreste iba a responder pero entonces, sus amigos se acercaron.

—¡Amor!—Una chica de ojos azules llegó y le brindó un breve beso en los labios al oji-verdes, muy pronto se acercó un chico moreno acompañado de una chica con gafas que lo saludaron también, pero con un simple abrazo. _______ analizó la situación dándose cuenta de que se había metido directamente en la boca del lobo y que como no saliera de ahí corriendo sin intención acabaría humillando al oji-verde.

—¿Quién ese ella?—Preguntó la novia de Adrien, siendo esta la duda del otro chico y la chica. El rubio se tensó cuando no supo que decir y de igual forma se encontraba la peli-negra que tenía el cerebro tan colapsado que no sabía que decir, hasta que algo muy estúpido se le pasó por la mente.

—Soy una entrevistadora de moda que ha venido a ver como es la vida cotidiana de Adrien, ya sabéis para que todo sea muy realista y que al rato de la hora los críticos no digan que miento. Él—señaló al joven—está siendo muy popular entre las jóvenes de esta época y sabiendo como vive, sus amigos, dónde estudia y todas esas cosas a la gente le resultará gratificante.

—Claro, bueno será por un tiempo que esto pase, espero que no os moleste.—Respondió el rubio dirigiéndose a sus amigos.

—No, claro que no, que suerte tienes—dijo el moreno.—Yo me llamo Nino.

—Alya.—Dijo con una sonrisa sincera la joven de gafas.

—Y yo soy Marinette, la novia de Adrien , que le quede claro a todas esas mocosa—Respondió como una amenaza la azabache, pero en realidad parecía amenazar a la de ojos oscuros.

—_________, un gusto—saludó con la mano para después mirar al francés.—Hoy no puedo quedarme, tengo unas cosas que hacer, pero espero veros muy pronto.—Sin esperar una respuesta volvió coche, casi corriendo, solo llegó a escuchar un poco como Marinette le reclamaba con algo de molestia al joven Agreste. Las piernas de la latina no paraban de temblar y estaba segura que no los había convencido ya que titubeaba y tartamudeaba, como si hubiese hecho algo malo pero no sabía de donde había sacado esa vil mentira, aunque lo que le preocupaba era saber como actuar de una forma que parezca realista.

Nada más llegar a la mansión se asomó desde la puerta de la cocina una señora de cortos y blancos cabellos, de ojos verdes oscurecidos, la cual se podría decir que era de mediana estatura, delgada y no pasaba de los sesenta años, llevaba un clásic...

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Nada más llegar a la mansión se asomó desde la puerta de la cocina una señora de cortos y blancos cabellos, de ojos verdes oscurecidos, la cual se podría decir que era de mediana estatura, delgada y no pasaba de los sesenta años, llevaba un clásico uniforme blanco y negro que llevaban las sirvientas de las mansiones de las películas.

—Hola niña.—Saludó ella, ______ parpadeó un par de veces hasta reaccionar.

—Buenas, creo que no me he presentado. Me llamo ______, acabo de entrar a trabajar y bueno...—La señora rió y solamente le indicó que la siguiera y la latina lo hizo, llegando hasta la gran y lujosa cocina, de cerámica totalmente cuidada y de un color blanco que la hacía parecer todavía más extensa. En medio de esta se encontraba una larga mesa hecha de igual cerámica donde tenía encima dos té, habían también algunos asientos forrados con cuero negro, en el cual la mujer se sentó, invitando a la más joven quien no lo rechazó.

—Me llamo Gina, es un gusto conocerte, perdona por no dejarte terminar antes pero quizá no era el mejor lugar para hablar y quizá antes de empezar la jornada vendría bien hablar de lo que se hará.—La oji-verdes respondía con una gran sonrisa de perfectos dientes blancos y por una vez en su vida ______ sentía haber tenido suerte por conocer a gente tan agradable.

Infantil {Adrien Agreste y tu} [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora