_______ había llegado con su comida, pero no pudieron seguir hablando porque la habían llamado por teléfono.
"Luka"
Escuchó ese nombre y sintió que lo había escuchado, pero no preguntó ya que la chica se disculpó y rápidamente se marchó.
Había pasado a lo mejor una media hora y su mente comenzaba a provocarle paranoias.
"¿En verdad ella no se marcharía?¿Me traicionaría?¿Por qué lo haría?¿Me tratará de forma distinta?¿Algo cambiará?"
Su mente cuestionaba sin cesar, pero fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió.
—Perdona por tardar.—Habló con el cabello en su rostro y la cabeza agachada.
—¿Estás bien?
—Sí, sí.—Afirmaba mientras trataba de evitar el contacto con Adrien.
—¿Ha ocurrido algo?¿Quieres marcharte?—Y el miedo de ser abandonado le recorrió.
—No, no, ¿por qué crees eso? Es sólo que mientras venía hacia aquí me pegué en la pierna—Ella jugueteaba con sus manos tratando de mantener la distancia para que él no le viera la cara.
—Acércate.—Ordenó.
—De verdad no es nada.—Reía nerviosamente.—Solamente quería ver si estabas dormido y a llevarme los platos de comida, yo-
—Que te acerques.—El francés frunció el ceño mucho más serio en sus palabras, y ella simplemente se acercó.—Quítate el pelo de la cara que no te puedo ver.
—De verdad suelo llorar por tonterías.—Sus excusas no valieron y lo hizo y cuando sus ojos se encontraron, los ojos oscuros de la chica se cristalizaron una vez más de forma inconsciente.
—¿Qué te pasa?
—Nada.—______ trató de sonreír pero la primera lágrima cayó y enseguida se la quitó.
—La gente no llora por nada.
—Comparado a tus problemas, los míos no son nada.—La niñera quiso mantener la sonrisa pero no podía, quería y no podía.—Es que soy una ilusa, una ilusa a la que le rompen el corazón constantemente.
—¿Quieres contármelo?—La latina negó con la cabeza.
—De verdad, no tiene importancia.
—Deberíamos tener confianza.—El rubio trató de acercarse pero su cuerpo estaba cansado y no quería dormirse, pero sus ojos se cerraron viendo por última vez a la chica llorando.
—Está bien así.—Ella se atrevió a tomarlo de la mano y no esperaba que rápidamente despertara Chat Noir.
—¡______!Jueguemos.—Su tono de alegría diminuyó cuando vio las lágrimas que le quedaba.—¡_______!¡Éstas llorando!¡No llores porfavor!¿Te has hecho daño?¿Quieres "sana, sana culito de rana"?—La joven solo pudo reír levemente por esa tontería.
—Estoy bien tranquilo, lloro de la alegría, no te preocupes.
—¿De alegría?
—Sí, porque Adrien está contento conmigo y nos empezamos a llevar bien.—Ambos estaban tomados de la mano como si fueran amigos de toda la vida y la de cabello oscuro fingía una sonrisa, para no mostrarle el dolor que mantenía su pecho, desde de todo era un niño "pequeño".
—Si tu lo dices...—no sonó del todo convencido pero tampoco tenía algo en que basarse para decir que ella mentía así que simplemente se tapó completamente con las sábanas.
—¿Quieres que te traiga algo?—Y sus brillos ojos verdes se asomaron mostrando interés.
—Un bollito de crema, por favor.—Él se rió de una forma tierna desde el punto de vista de ________ y aquello la llenó de alegría momentáneamente.
Salió de la habitación y esa sonrisa que tenía en el rostro desapareció y quiso llorar una vez más, pero tomó aire de forma profunda y lo expulsó para poder terminar su trabajo.
Lo que quedó de día se convirtió en algo eterno, pero llegó la hora a la que finalizaba su trabajo y se sintió como si pudiera respirar otra vez. No es que su trabajo le estuviera haciendo mal, pero los pensamientos de lo que había ocurrido a lo largo del día.
No tenía la esperanza de volver con Luka y tal vez ahora que él se había dedicado a lo que quería ya no quisiera quedarse con ella en un solo lugar.
Ella era una mujer que a pesar de no ser una diosa, sí había tenido varias propuestas de diferentes personas respecto a temas amorosos, pero no podía permitirse pensar en alguien que no fuera Luka, ni si quiera para su deseos carnales. Pero ahora que su corazón había sido herido solo quería poder pensar en algo que no fuera sus brillantes ojos azules o su suave cabello negro, incluso en su voz o en su forma de sonreír, todo eso la torturaba.
—¿Estás lista?—Apareció Axel ante ella.
Habia perdido incluso la noción del tiempo y de que estaba en la cocina tomándose una taza de té negro.
—En verdad, estoy perdiendo las ganas.—Habló desanimada.
—Deja las tonterías, mira esa carita que me llevas, te levantas y te preparas que te voy a llevar al mejor bar que vayas a ver tu vida. Agreste la tomó de la mano y se la llevó a rastras a la chica a la habitación de ella para que se prepara, ella solo pudo resignarse y hacer caso.
Le tomó 1 hora arreglarse completamente tratando de no ponerse triste, más que nada porque no quería aparentar ser una niña llorona.
—Te ves muchísimo mejor preparada para ir de copas conmigo.—Habló el primo de Adrien en la puerta principal de la mansión. No esperó respuesta para arrastrarla al lujoso coche de él.
—Dime que no me vas a llevar a un lugar lujoso que yo no tengo mucho dinero.—Advirtió ella de brazos cruzados mientras iban de camino.—Sino te hago pagar a ti.
—Tú no te preocupes, que voy a pagar todo yo.
—En verdad lo decía de coña, pero con lo que estaría agradecida sería con que no fueras tan rápido.—La latina comenzó a sentirse nerviosa al ver a la velocidad a la que iba el futuro médico.
—Tú no te preocupes que ya hemos llegado.
A la chica casi se le meten las moscas a la boca cuando vio el gran edificio en el que estaban.
—El Cielo de Alcalá tiene una de las mejores terrazas que he visto, en especial en verano se disfruta de puta madre.
Y era cierto, habían ocurrido tantas cosas que ______ había perdido la noción de las estaciones y cuando menos lo creía ya era mayo.
—Pero no voy elegante para esto.—Reprochó ella mientras subían en ascensor hacia la planta superior, que era donde se encontraba la terraza.
—Estás bien como estás.—Comentó él.
Y la joven se miró en el espejo del ascensor para poder estirar un poco su vestido rojo apegado, hasta que las puertas se abrieron.
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Infantil {Adrien Agreste y tu} [FINALIZADA]
FanficAdrien tiene una enfermedad que le hace comportarse como uno niño pequeño al que le gusta que le llamen Chat Noir. Nadie lo puede comprender. Hasta que tú llegas como su nueva cuidadora. ×PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN O COPIA×