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MARATÓN  1/3

Abrió los ojos y se encontró con el reflejo de su rostro en el baño, como era tan común en las mañanas después de tomar la pastilla para volver a su vida cotidiana.

No solía pasarle muy a menudo porque odiaba el dolor de cabeza que después sentía cuando se excedía con las pastillas y detestaba esa sensación de desacuerdo cuando hablaba con Chat Noir en sueños, el cual había hecho muchas travesuras de las que no tenía la gran información, básicamente solo sabía lo que le contaban el pequeño y los demás de la casa.
Aún así, aquel día se sentía extremadamente cansado aunque por dentro pensaba que le había sucedido algo bueno.

Se puso una camiseta rosada y un pantalón negro algo suelto, aunque trató de seguir únicamente pudo acostarse en su cama y tomar aire profundamente.

—Adrien, ¿por qué tardas tanto?—Preguntó ______ abriendo la puerta, bastante extrañada ya que el rubio no tardaba más de lo necesario.

—Ya voy, es que estoy cansado.—Se frotó los ojos y mostró un rostro de frustración sin explicación.

—¿Estás bien?—La joven se acercó con rapidez antes de que Agreste pudiera levantarse y rozó una de sus manos que estaban congeladas.

—No soy Chat Noir, no te preocupes.

—¿Tú te has visto la cara? Ya eres blanco como tal pero es que hoy tienes una cara horrible.

—¿Puedes dejar de gritar cuando hablas? Me irritas los oídos.

"Y tú me irritas cuando estás con esa actitud de mierda." Pensó ella.

El de ojos verdes se balanceó cuando tuvo la intención de tomar su portátil y se apoyo en una de sus piernas, fue el momento en el que la latina le tocó la cara.

—¿Qué haces?—Y de una forma u otra se sintió inquieto.

—Yo no estudié medicina pero estoy casi segura que tienes fiebre.

—Tengo que irme.

—No, tú no te vas a ir a ninguna parte.—La del cabello oscuro lo miró con seriedad y el joven se sentía más inquieto, de un modo que odiaba.

—Déjame, por favor te lo estoy pidiendo de buenas.

—Y yo también, no me hagas enfadar porque hoy me he levantado genial.

—_______—nombró con un tono de advertencia, pero eso solo se convirtió en el detonante para que ella lo empujara con todas sus fuerzas en dirección a la cama.

Él no puso resistencia absoluta por las pocas fuerzas que tenía para pelear, así que simplemente se dejó caer entre las sábanas y almohadas blandas.

—¡No tenías que haber puesto resistencia Adrien!¡Puedo perfectamente contigo!

—No he puesto resistencia.—Respondió mirándola con cansancio.

—Ah, bueno no importa.—La niñera se dio aire con las manos, para después echar un profundo suspiro de cansancio.—Le voy a decir a Gina que te prepare cualquier cosa que tome un enfermo, después te vas a tomar la pastilla y no te vas a mover en todo el día.

—¿Me estás diciendo lo que tengo que hacer?

—No, no, es lo que dice la gente cuando alguien se pone enfermo, no queremos que te de una enfermedad rara como el Coronavirus, tú relax.—Habló con rapidez la chica cuando vio como Agreste amenazaba con levantarse.—Ahora vuelvo no te muevas, pero no es una orden.

La habitación se quedó en completo silencio en cuento ella desapareció tras la puerta, aún así aquella calma no duró demasiado tiempo.

—Buenos días primo, me han dicho que no estás en buenas condiciones y vengo a ver cómo está mi familiar más guapo de toda está casa, claramente después de mí.

—¿Me puedes dar algo para poder irme a la universidad?

—Claro que no.

—¿Y tú te haces llamar médico?

—Yo no soy médico aún.

—Mejor, porque serías inútil.

—Pero relájate, yo solo vengo con la buena intención a hablar contigo.—Contestó de forma dramática y exagerada.

—Quieres algo.—Acertó el rubio después de mirar al techo un largo rato.

—Fíjate que ayer mientras no estabas en tus cabales Chat Noir hizo lo que le dio la gana y yo vengo a cobrar por lo que me pertenece.

—¿Puedes ver mi cara?

—Claro que sí.—Sonrió el peli-negro.

—¿Tengo yo cara de querer hablar sobre problemas?¡No tienes ni la menor idea de cómo de duele la cabeza!¡Lárgate antes de que cuente 3 o con la poca fuerza que me queda te tiro por las escaleras de esta casa!—Gritó casi rojo de la ira y Axel se sintió con ganas de que la tierra se lo tragara, pero solo pudo rechistar entre dientes.

—Adiós loco histérico.—Cuando abrió la puerta para marcharse el Agreste más joven le tiró una zapatilla.

________ había llegado un poco ansiosa a la cocina, no paraba de preguntarse cómo su padre la cuidaba cuando estaba enferma y luego recordó que se quedaba dormida después de tomar una pastilla y cuando se despertaba estaba de puta madre

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________ había llegado un poco ansiosa a la cocina, no paraba de preguntarse cómo su padre la cuidaba cuando estaba enferma y luego recordó que se quedaba dormida después de tomar una pastilla y cuando se despertaba estaba de puta madre.

—¿Un agua de manzanilla?—Cuestionó al aire.

—Eso es para el dolor de barriga.—Mencionó Fu apareciendo en la cocina.

—Buenos días.

—Buenos días, sabes hace mucho que no se pone enfermo.—Comenzó a hablar mientras ponía a hervir una olla con agua.

—¿Como se puede poner enfermo cuando estamos casi en verano?

—A veces son efectos secundarios de las pastilla, aún hay cosas que no sabes niña.

—¿Suele pasarle muy a menudo?

—Más que nada cuando él lo desea.—Le brindó una taza caliente con una pequeña sonrisa.—Dáselo.

—Vale.—______ pestañeó un par de veces porque entre la charla no se había dado cuenta de lo que había preparado el señor pero tenía aún más la duda porque no tenía ni la menor idea que era, olía de maravilla pero no se le pasa por la cabeza ninguna planta medicinal.

—Es una planta china.—Comentó Fu al ver el rostro de la latina.

—Huele muy bien.

—Dale una pastilla para el dolor de cabeza y bájale la fiebre con un paño y agua.—La de ojos oscuros asintió y tras rebuscar algo para darle de comer al joven enfermo se dispuso a subir la escaleras.

Infantil {Adrien Agreste y tu} [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora