9. Azar

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Káeli y Lyontari habrían comenzado a volver nuevamente al campamento donde en la fogata estaban Likán y Jadeít. Los estaban esperando junto al calor del fuego.

–Pense que os habíais perdido en el bosque.– Dijo Likán.

–Sí, pensé íbamos a tener que ir por vosotros.– Dijo Jadeít.

–No se preocupen por eso, estamos bien.– Respondió Káeli.

–Sí…– Confirmaría Lyontari. –Una pregunta: ¿Saben qué es un zorrillo rojo.– Preguntaría

–Esas cosas son de lo peor.– Aseveró Likán. –Son una peste que se encarga de crear ilusiones a sus víctimas, adora jugar con ellas y hacerlas sufrir.– Explicó.

–Sí, creo que eso ya lo tengo en cuenta…– Dijo Lyontari.

–¿Te encontraste uno acaso mientras ibas por el bosque?– Le preguntó Likán.

–Sí, mientras buscaba a Káeli esa cosa se encargó de meterme un buen susto.– Respondió Lyontari.

–No pensé fuesen a haber de esas creaturas por aquí. Lo mejor será irnos cuanto antes, donde hay uno, hay cien.– Dijo Jadeít.

Todos después de eso se fueron a dormir y se levantaron apenas salió el Sol para volver a su viaje. Saliendo del bosque comenzaron llegar nuevamente a la costa y el calor se sentía en el ambiente.

Conforme iban avanzando, una ciudad se vio a lo lejos. Se trataba de Da Ipérohos uno de los lugares más populares de la región de la Jadetit Penínsulam.

La ciudad cuenta con una de las mejores calidades de vida y una excepcional seguridad, más que nada por uno de sus mayores atractivos: Da Trigál; uno de los más grandes casinos de todo el reino.

Tenían que cruzar por ahí si querían comprar provisiones para el viaje y continuar, aún quedaban algunas otras 2 ciudades antes de llegar de Poli de Emeralda.

Likán se encargó de comprar las provisiones entre ellas fruta, mientras que Jadeít se encargó de conseguir un hotel para pasar una noche.

El hotel que Jadeít había conseguido no era muy grande, se llamaba Da Celadón, contaba con una piscina y muy pocas habitaciones, el mayor atractivo era que estaba cerca de la playa.

–Bueno, Káeli, ¿te gusta el hotel?– Jadeít le preguntaría a Káeli.

–Sí, se ve espléndido.– Ella respondería.

–Sí, no está en nada mal la habitación, tiene 2 habitaciones y 2 camas en cada una, así que 2 personas tendrán que dormir en un mismo cuarto, pero no necesariamente en la misma cama.– Dijo Jadeít. –Ah, sí, yo voy a salir, quiero ir a la playa un rato.–

–Está bien, nos veremos luego, vuestra merced Jadeít.– Dijo Káeli.

–Y dale con eso… Ya te dije que me trates solo de usted, aunque prefiero solo «Jadeít».– Le dice Jadeít.

–¿Y por qué Arryesgo sigue llamándote así?– Le pregunta Káeli a Jadeít.

–Pues… la verdad es que siempre le he dicho que es innecesario que se porte así. Se supone que deberíamos estar más en confianza, pero él se rehusa a tratarme como las demás personas, dice que para él yo siempre seré su reina.– Responde Jadeít.

–Pero que ñoño, sin ofender.– Dijo Lyontari.

–Sí, la verdad es que sí, pero él es así. Se toma muy en serio su papel de caballero viéndose él como mi futuro salvador y yo su damisela en peligro.– Dice Jadeít.

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