59. Revolución

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Lyontari se levantó temprano, antes del amanecer, y se dirigió hacia el centro de la ciudad. El aire fresco de la mañana le ayudaba a despejar la mente y concentrarse en la misión que tenía por delante. Sabía que cualquier error podría costar muy caro.

Al llegar al edificio gubernamental, donde ya se veía movimiento de oficiales y empleados. Observó los alrededores buscando a su objetivo, encontrando así a un oficial que parecía estar vigilando una de las entradas laterales solo.

–Disculpe, señor. ¿Podría ayudarme? Estoy buscando la oficina de registros.,– Le pidió Lyontari fingiendo estar perdido.

–Claro, está del otro lado del edificio. Déjame acompañarte.– Respondió el oficial amablemente.

–Es un día bastante agitado, ¿no?– Preguntó Lyontari, sacando conversación mientras caminaban al lugar.

–Sí…– Respondió el oficial algo decaído.

Lyontari podía detectar que el ánimo del oficial no era el mejor del mundo, lo cual era raro viniendo de alguien tan amable.

–¿Le sucede algo?– Le preguntó Lyontari.

–No es nada.– El hombre le respondió.

Lyontari sabía bien que eso significaba que había algo, por lo que se aprovechó de ello.

–Hoy hace más calor de lo habitual, ¿no?– Le preguntó Lyontari.

–Sí, comienza a notarse que la primavera está entrando.– Respondió.

–¿Quiere un poco?– Dijo Lyontari sacando de un morral que llevaba consigo una botella de cocuy, ofreciéndosela.

–No creo que sea correcto.– Respondió el oficial.

–Solo será un trago, además, necesita tener un buen humor en un día tan atareado.– Insistió Lyontari.

El oficial, sin sospechar nada, aceptó la botella y bebió un largo trago sin sentir nada extraño al instante, hasta que segundos mas tarde comenzó a sentirse cansado y finalmente se desplomó. Lyontari actuó rápidamente, arrastrando al oficial a una orilla donde nadie lo viese y poniéndose su ropa y luego asegurándose de que quedase bien escondido.

Lyontari se dirigió a la entrada principal del edifici teniendo su nueva facha, pasando sin problemas por el edificio hasta que se topó con una serie de sujetos en una sala de cámaras: Básicamente habían gemas gemelas en las que una funcionaba como una cámara y la otra como un monitor que recibía la transmisión de su gema gemela.

Lyontari estaba consciente que eso sería un problema, así que cubrió un trapo que traía consigo con la pócima mágica y luego se acercó lentamente para neutralizar a los individuos.

Mientras tanto, Káeli y los demás estaban comenzando a aproximarse por la ciudad también, habían tomado rutas poco transitadas para pasar inadvertidos hasta acercarse lo suficiente al centro.

–¿Cómo lograremos acercarnos?– Preguntó Káeli.

–Iremos por los edificios a partir de ahora.– Dijo comenzando a trepar uno de los edificios aledaños.

Káeli miró con atención cada movimiento que hizo Kyira y buscó replicarlo, aunque sin duda no tenía tanta habilidad.

–Date prisa, necesitamos llegar rápido.– La apuró Kyira comenzando a correr y saltar entre edificios.

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