Jadeít, Lyontari, Káeli y Arryesgo decidieron continuar su viaje en carroza hacia la siguiente ciudad, el viaje era largo y tardarían aproximadamente 3 días, por lo que debían apresurarse lo más posible, pero no siempre lo más rápido es lo más seguro.
–Eh, Arryesgo, ¿no había por aquí un atajo?– Le preguntó Jadeít.
–Sí, hay uno, aunque no sea si sea conveniente tomarlo, sabe que está cerca de la cueva del antiguo Dragón de Tierra.– Responde Arryesgo.
–Ya lo sé, pero no creo que esté despierto, es pleno día, los dragones de su tipo cazan en la noche.– Refuta Jadeít.
–Bueno, tienes algo de razón en ello, pero aún así no creo que sea buena idea.– Responde Arryesgo.
–Bueno, pero estén atentos, si llega aparecer, saldremos corriendo sin ver atrás. Un dragón que ha perdido a su dueño es impacible.– Dice Arryesgo.
–¿De qué tipo de dragón estamos hablando?– Pregunta Lyontari nervioso.
–Dragón oriental.– Responde Arryesgo.
–¿No se supone que ese tipo de dragones son razonables?– Respondió Lyontari.
–¿Hay acaso una buena razón por la que tendríamos que invadir su nido? Son dragones extremadamente listos y recelosos de su territorio, saben cuando mientes y son terriblemente poderosos.– Explica Arryesgo.
–Al menos no es una hidra.– Responde Jadeít.
Arryesgo seguiría avanzando hasta desviarse en cierto punto del bosque donde se veía un camino a medias. Seguiría avanzando por la profundidad de los árboles hasta divisar un túnel que atravesaba el bosque, si pasaban por él, ahorrarían 1 día entero de viaje.
–¿Ya llegamos?– Preguntó Lyontari.
–¿Acaso ya viste que salimos del túnel?– Le preguntó Jadeít.
–Pues no…, pero…– Decía Lyontari.
–Entonces no preguntes burradas.– Dijo Jadeít.
–Solo me aburro de estar en esta carroza…; parece que el viaje es infinito.– Responde Lyontari.
–Pues entonces no lo hagas insufriblemente eterno con tus tonterías.– Responde Jadeít.
–¿Yo? ¡Pero si la que es insufrible eres tú buscando pelea por todo!– Responde Lyontari.
–Sh, sh, sh, ¿por qué no te callas?– Pregunta molesta Jadeít.
–Pero…, pero…– Decía dudando de qué decir Lyontari.
–¡Dios! ¡Cállate, cállate, cállate!– Responde Jadeít a Liontari.
–Por favor, no hagáis tanto ruido, estamos a punto de llegar, lo que menos quiero es que lo despertéis con su alboroto.– Les dice Arryesgo a los 2.
–Ya, no te preocupes tanto, seguro estará tan dormido que aunque el cielo se cayera seguiría igual de dormido.– Refuta Jadeít.
En ese momento un terremoto natural parece comenzar agitando a los caballos y la tierra, provocando una avalancha que haría que la ruta por la que pensaban atajar quedase completamente bloqueada.
–¡Con un demonio, lo que faltaba! ¿Acaso no puede ponerse peor?– Pregunta Jadeít fastidiada por la situación.
Entonces como si sus quejas se hubiesen convertido en plegarias de la cima de la montaña furioso aparece. Se trataba de un dragón azul como el cobalto de cuerpo serpentino tan largo como para abrazar desde la falda una montaña.
ESTÁS LEYENDO
La Coroneta
FantasyEste mundo mágico es la cuna de una profecía: Una niña, Káeli Xyovka, se convertirá en la amenaza de la Corona. La Corona no está dispuesta a ello, así que envía a sus tropas a masacrar la torre donde vivía, en la nación vecina, sin embargo, logra s...