Káeli estaba corriendo en dirección a la capital de la Penínsulam Jadetit; ella estaba consciente de que debía tener cuidado de su entrada a la ciudad, ya que sería fácilmente reconocida por la policía y sería objetivo fácil para deportarla.
No le sorprendería que todo esto fuese una trampa, ya que claramente lo es, pero no podía abandonar y separarse de Lyontari, no nuevamente.
Káeli sentía su cuerpo con gran energía, no se sentía en lo más mínimo cansada y continuaba corriendo, pero de la nada sintió un fuerte mareo. Káeli se resentía por la hipoglucemia.
Káeli recordó entonces las palabras del kitsune, por lo que comenzó a buscar entre sus bolsillos y encontró las bolas de sésamo o máqiú que le regaló aquella niña que vivía con aquellos amables granjeros.
Káeli pudo sentir rápidamente cómo recuperó toda su energía y volvió a correr mientras el efecto de la hoja aún hacía efecto, comiendo otra galleta mientras seguía corriendo.
Arryesgo por su parte había llevado a Lyontari hasta la Penínsulam Jadetit donde lo estaba llevando con sus superiores como un sospechoso. Arryesgo fue recibido por Ámirra.
–Ey, Arryesgo, ¿a quién traes ahí?– Preguntó Ámirra.
–Es un sospechoso. Estaba de ocioso aparentemente todo el día y merodeaba por el pueblo.– Respondió Arryesgo.
–¿Y crees que con eso basta para traerlo hasta aquí? ¿Sabes lo que puede pasar si descubren este lugar?– Le pregunta con molestia Ámirra.
–También se le vio con alguien que yo nunca había visto por el pueblo. Muy sospechoso.– Respondió Arryesgo.
–¿Quién te dio esa información?– Preguntó Ámirra.
–Los poblerinos.– Responde Arryesgo levantando los hombros.
–Así que tus fundamentos se basan en especulación y chismes, mira, no te voy a decir nada, solo te recomiendo rezar para que el jefe no sea tan duro contigo si es que te llegas a equivocar.– Responde Ámirra.
Arryesgo pasó junto con Lyontari quien se encontraba inconsciente. Lo llevó a un cuarto apartado de la mayoría del edificio donde sería interrogado. Lo ató a una silla con cuerdas a prueba de magia.
Arryesgo se encontraba esperando a Káeli mientras observaba a Lyontari aún inconsciente.
Por su parte Káeli se encontraba aún algo lejos de la ciudad, además el efecto de la hoja de eucalipto ya se había acabado y su cansancio ahora era constante, aún así seguía corriendo en dirección a la ciudad.
Intentaba no ir tan rápido puesto que seguramente quien había secuestrado a Lyontari no se esperaba que Káeli fuese a llegar tan rápido, por lo que sea lo que sea que quisiese hacerle, todavía no empezaba; además quería guardar un poco de energía por si algún duro enfrentamiento se presentaba.
Káeli tras un rato finalmente pudo ver las construcciones de la metrópolis a lo lejos.
Arryesgo por su parte había lo amarrado a una silla a Lyontari y también le había puesto una mordaza; en los ojos de Lyontari se podía observar un total desdén.
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La Coroneta
FantasyEste mundo mágico es la cuna de una profecía: Una niña, Káeli Xyovka, se convertirá en la amenaza de la Corona. La Corona no está dispuesta a ello, así que envía a sus tropas a masacrar la torre donde vivía, en la nación vecina, sin embargo, logra s...