19. Un beso efímero

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De la gema del amuleto que le obsequió Jadeít a Káeli comienza a brillar nada más ponérselo del cual sale un espíritu color morado intenso y un leve color naranja, de aquella entidad espiritual sin forma aparente se materializa Jadeít.

–¿Pero qué es lo que está pasando?– Se pregunta Káeli atónita ante lo que está sucediendo.

–¡Es el Amuleto del Rey!– Grita Arryesgo desde su asiento enfurecido por lo acontecido.

Káeli sigue sin entender lo que está pasando hasta que recuerda la Odisea del Rey del Fuego de Faironder en donde un espíritu lo asiste gracias al Amuleto del Rey, una gema que brilla solo cuando un rey legítimo se lo pone en el cuello.

Finalmente se da cuenta del amuleto que Jadeít le regaló y entonces la materialización espiritual habla.

–Mi nombre es はゕぁでお y mi ánima está al servicio de la legítima princesa que porta el Amuleto del Rey.– Dice el fantasma que aparentemente era el ánima de Jadeít.

Káeli queda estupefacta ante lo que acababa de suceder, pero tras pasársele la emoción del momento se da cuenta de la ventajose situación que tenía, ya que gracias a Jadeít ahora podía demostrar su inocencia con solo pedirle que declarase los hechos.

–Jadeít, ¿podrías declarar respecto a lo ocurrido con Arryesgo? ¡Diles que soy inocente!– Pide exclamando Káeli a Jadeít su versión de los hechos.

–Lo siento, pero no sé de qué me hablas. Mi memoria fue relativamente borrada al convertirme en un fantasma mentor, por lo que no puedo recordar nada de mi vida pasada.– Responde Jadeít.

–⸘Qué‽ No…, por favor no me digas eso…– Dice Káeli en voz más baja viendo su mundo derrumbarse una vez más.

La jueza comienza a mostrar interés tal amuleto que se nota a leguas que Káeli no parecía conocer bien cómo funcionaba, por lo que sería muy raro que de hecho, lo fuese borrado en primer lugar.

–¡Entonces está arreglado! El ánima de su majestad  Jadeít no puede declarar si es incapaz de recordar los hechos.– Exclama Arryesgo levantándose de su silla desde su lugar.

–Guarde silencio, caballero Risko. En este momento no se le ha pedido que declare su opinión.– Responde la jueza de manera directa.

Arryesgo se vuelve a sentar de mala gana; su paciencia parece estarse agotando y parece que la aparición repentina de la princesa no hizo más que ponerlo nervioso. La jueza entonces se dirige hacia el ánima de Jadeít.

–Señorita Jadeít, ¿podría hacerle una pregunta?– La jueza dice con interés.

–Mientras la portadora esté de acuerdo con que responda esa pregunta, por supuesto.– Responde Jadeít.

–Claro que sí, cualquier información útil la necesito.– Responde Káeli.

–¿El portador del Amuleto del Rey podría tener de fantasma mentor de discípula a alguien que le causó daño o la muerte en el pasado?– Pregunta la jueza a Jadeít.

–Eso me temo sería imposible. El Amuleto del Rey trae de vuelta a personas que están emparentadas genéticamente con el portador o que crearon un fuerte vínculo, si el mentor en vida fuese asesinado u odiase al portador, su ánima simplemente rechazaría tomar de aprendiz al portador, sería simplemente una cuestión de incompatibilidad.– Responde Jadeít.

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