Pasados los días, Káeli se sentía aliviada de todo lo que había pasado, finalmente podía descansar de todo… debajo de un puente. Sí, qué triste es la vida de los extranjeros.
–El acento de esta región es algo curioso, se ve que es algo diferente a lo que decían mis libros; supongo que ese uso de /c/ en vez de /d͡ʒ/ debe ser por el habla rápida, ensordeciéndose el fonema y pasando por un alófono intermedio imperceptible como /ɟ/. Es algo curioso, pero en fin, no vine aquí para andar de lingüista, pero tampoco es como que pueda dormir bien. Este lugar es muy frío.– Diría Xyovka mientras intenta conciliar el sueño, perdiendo su mirada en el firmamento nocturno adornado con las estrellas, su única compañía en aquella fría noche.
Pasaron las horas, pero finalmente nuestra señorita logró conciliar el sueño. Despertó a la mañana siguiente por los rayos del Sol que le pegaban contra su rostro. No tuvo más remedio que levantarse.
Su ropa estaba algo sucia por haber dormido en el suelo, por lo que con un poco del agua que había del río, intentó limpiarse un poco. Era algo sucia, pero no tanto.
–Podría ser peor.– Dijo Káeli.
Tras levantarse y haberse limpiado levemente la suciedad de su ropa, caminó por la ciudad. Debía encontrar un trabajo con el cual, por supuesto, pudiese sobrevivir en su nuevo hogar.
Iba a ser algo difícil, la mayoría de la gente suele pedir experiencia para laburar y por supuesto, para comprobar dicha experiencia, se necesitaba alguna referencia y ella por supuesto que no contaba con ninguna al ser una extranjera.
Aún así, nuestra joven exbibliotecaria estaba dispuesta a esforzarse para conseguir “su sueño” en esta “América”.
Káeli ya había preguntado en los lugares donde tenía experiencia: Bar, restaurantes, hoteles, bibliotecas y librerías; pero ninguno la empleó.
Últimamente habían estado habiendo muchas migraciones por lo que el desempleo en las zonas metropolitanas y costeras era muy evidente.
No es que la gente fuese xenófoba simplemente porque sí, era porque al país no traían más que desempleo y mucha gente no era de fiar y se convertían en bandas criminales. Lyontari era un claro ejemplo.
Káeli estaba realmente desesperada, no sabía dónde conseguir trabajo y estaba cansada. Entonces vio un pequeño anuncio de trabajo, rápidamente se levantó, anotó la dirección y fue corriendo.
El empleo que encontró no era ni en lo más mínimo lo que quería, pero estaba dispuesta a hacerlo si con eso se iba ganando un poco de la confianza de algunos de la ciudad. El trabajo era simple: Limpiar las celdas y pasillos de estas de la cárcel.
El ambiente de ese lugar era horrible para una chica como ella: Había gente al rededor claramente no muy amistosa o de fiar y con un olor pútrido porque algunos de los prisioneros iban al baño en su misma celda, en una esquina…
Káeli quería morirse del asco y vomitar, pero no hizo nada e hizo la limpieza. Todo este sufrimiento aguanto nuestra joven soñadora en completo silencio, mas muy asqueada.
–Está bien, Káeli, vos puedes. No importa que tan pútrida y horrenda sea esta situación: Has pasado por cosas peores.– Diría Káeli dándose ánimos para continuar, preparándose mentalmente para trabajar así unos 3 o 5 años…con suerte.
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La Coroneta
FantasyEste mundo mágico es la cuna de una profecía: Una niña, Káeli Xyovka, se convertirá en la amenaza de la Corona. La Corona no está dispuesta a ello, así que envía a sus tropas a masacrar la torre donde vivía, en la nación vecina, sin embargo, logra s...