Ha pasado un día desde que Káeli y Lyontari fueron a visitar el castillo donde Káeli vivió con sus padres y es momento de que vayan a su nuevo trabajo.
Káeli se encuentra en el baño terminando de bañarse y peinándose junto al espejo mientras piensa en todo lo que sucedió el día de ayer.
–¿Quién diría que volvería aquí? Normalmente esto significaría una derrota, pero… con lo que ahora sé, es más una oportunidad.– Pensaba Káeli mientras respiraba hondo para tranquilizar a su corazón quien quería acelerarse de tan solo pensar el destino que le aguardaba al empezar el año. –Creo que debería despertar a Lyontari, se está haciendo tarde.– Salió del baño.
Ella se acercó a Lyontari y comenzó a moverse el brazo mientras lo llamaba, quien respondió finalmente de mala gana.
–¿Qué pasa?– Preguntó aún ignorante.
–¿Cómo que qué pasa? Tenemos que ir a trabajar, tontín.– Le respondió Káeli en voz baja.
Lyontari vio a Káeli con los ojos forzados mientras se acordaba de ello. –¡Oh, claro!– Dijo finalmente acordándose. –Será mejor que me vaya a bañar.–
Ambos estaban terminando de alistarse para salir directo al trabajo bastante temprano: Káeli estaba decidida a que debían llegar temprano para causar una buena impresión.
–Es una suerte enorme que Ġazi y yo tengamos una talla bastante similar, no podía seguir usando la misma ropa por tanto tiempo.– Comentó Káeli.
–Dímelo a mí, esta ropa aún se siente un poco húmeda por haberla lavado ayer.– Se quejó Lyontari.
–Ya no te quejes, Elafê y yo hicimos lo que pudimos para ayudarte a secarla.– Respondió Káeli. –Cuando tengamos nuestro primer sueldo lo primero que haremos será aportar a la casa y comprar algo de ropa.– Intentó calmar a Lyontari.
–Sí…, supongo…– Dijo no tan convencido Lyontari. –Qué suerte tiene Elafê, entra a trabajar ya muy tarde.– Comentó Lyontari.
–Sí, ni que lo digas. Aún así, me dijo que se va a despertar como en una hora, porque le queda lejos de todas formas.– Agrega Káeli.
–Sigo sin entender porqué quieres llegar tan temprano.– Se quejó Lyontari.
–Vos solo hazme caso.– Le respondió Káeli.
Tras salir y llegar a su trabajo, se encontraron curiosamente conque Ġazi estaba llegando también, por lo que la encontraron abriendo.
–Buenos días, chicos.– Saludó Káeli.
Ġazi volteó mientras sus ojos se dilataban por aquella grata sorpresa. –Oh, vaya ya estáis aquí; buenos días, chicos. ¿Qué tal os la habéis pasado? Hoy amaneció algo frío.– Señaló Ġazi.
–Y sí, de todas formas se pondrá más cálido en unas horas.– Aseguró Káeli.
–Ojalá, aunque nos conviene, así os voy a poder enseñar todas las recetas para que me ayudéis, aunque Lyontari ya tiene algo de idea.– Dijo Ġazi.
Todos pasaron y así comenzó su primer día de trabajo.
Como predijo Ġazi: Fue un día bastante tranquilo y sin mucha gente; el frío era una buena excusa para no salir de casa; esto le permitió enseñarle a Ġazi todas las actividades que había que hacer, desde tener preparadas las verduras, saber cuáles habían falta, limpiar el lugar, asegurarse del estado adecuado de las mismas—aunque sería raro que se echasen a perder con el frío que hacía—y hubieron algunos clientes que llegaron con los que podían practicar.
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La Coroneta
FantasyEste mundo mágico es la cuna de una profecía: Una niña, Káeli Xyovka, se convertirá en la amenaza de la Corona. La Corona no está dispuesta a ello, así que envía a sus tropas a masacrar la torre donde vivía, en la nación vecina, sin embargo, logra s...