42. Una vez más

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Káeli y Lyontari ya habían perdido gran parte del día buscando trabajo y no se habían dado tiempo para nada más, además, ya pronto serían las cinco de la tarde, así que que Káeli pasase un poco de tiempo en un lugar tan nostálgico para ella, no les haría daño.

Káeli se adentró en aquel trabajo que tomó a causa del poco lugar que había para profesores, de todo tipo en general, en su país por la reciente crisis y la incorporación de distintos grupos de la sociedad a dichos trabajos por encima del resto, fuesen buenos o no.

Fue el trabajo más decente que encontró por aquel momento, la paga no era necesariamente mala y podía divertirse leyendo algún libro de los muchos que había en el repertorio de aquel gran lugar.

Káeli al entrar lo primero con lo que se encontró fue con un estudiante, aún traía el uniforme y todo, probablemente era quien la había reemplazado tras su ida al Reino del Metal.

El sujeto volteó a verla y ni siquiera le dijo algún saludo, simplemente continuó con lo que sea que estuviese haciendo en el cuaderno que tenía entre sus manos, quizás alguna tarea escolar.

–Qué frígido…– Pensó Káeli para después pasar a ver el interior de la biblioteca.

Tal y cómo se lo había imaginado, muchos de los libros que ella conocía de memoria habían desaparecido de las estanterías, en su lugar habían algunos otros libros con el sello del gobierno que seguía vigente.

Káeli tomó uno de los libros en su nueva edición y comenzó a ojearlo.

Era un libro de historia, de algún modo era difícil de creer para Káeli que se pudiese justificar el cambio de los contenidos en aquellos libros, por lo que era más lógico que dichos libros no los editasen, sin embargo, y para la desgracia de Káeli, la mayor parte del libro había sido editada de mil formas diferentes.

Había una parte que hablaba sobre la invasión del, lo que ahora es el Reino del Agua, Imperio de Hielo hacia el Imperio del Tiempo, lo que hoy es Reino del Aire, donde inclusive un grupo de jóvenes, que habían sido totalmente irrelevantes para el conflicto, tomaron en esta nueva edición una mayor relevancia, siendo que en múltiples partes del libro se hablaba sobre cómo uno de aquellos jóvenes, Esqét, se había lanzado envuelto en la bandera de la nación desde lo alto de una torre, una que estaba al Sudoeste de la capital, por la ventana, acabando con su vida, pero evitando que los invasores pudiesen tomarla.

Aquella historia molestó especialmente a Káeli de una manera personal, pues ella debería conocer totalmente si alguna vez pasó aquel acontecimiento: ¡Porque esa misma torre fue donde Káeli se crió desde niña junto a sus padres!

Káeli devolvió el libro al lugar de donde lo había tomado y decepcionada comenzó a salir del establecimiento a sabiendas que probablemente libros parecidos o de otros tipos habrían corrido con la misma suerte.

Káeli recordó una de sus clases en la preparatoria, su profesor quien siempre les repetía, aunque en diferentes palabras, que jamás, bajo ningún concepto, se debía de adoctrinar a los niños.

–¿Dónde quedaron los hombres como usted?– Se preguntaba Káeli mientras salía del establecimiento, volteó a ver al joven que cuidaba la entrada aún seguía ignorando a Káeli totalmente.

Káeli abandonó aquella biblioteca intentando tranquilizarse y comprender que estaba fuera de sus posibilidades el poder hacer algo para cambiar la nación que alguna vez gobernó su linaje, pero mientras más analizaba el contenido de aquel libro más lr molestaba.

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