23. ¿Acaso yo?

10 3 15
                                    

Káeli y Βωλυο se encontraban viajando aún, a Káeli comenzaba a arderle la piel de tanto estar en el bote, sin embargo aún faltaban algunas horas para llegar a tierra firma. No se mareó tan fácil porque después de ya haber estado unos 26 días en barco, realmente no era tan malo un viaje de algunas horas, aunque a gran velocidad.

Káeli se encontraba acostada viendo al cielo tapando con una mano el Sol; ella comienza a mover sus manos haciendo un movimiento circular de adelante hacia atrás desde la perspectiva de su mirada.

Epitáhinse.– Dice Káeli para hacer que el tiempo a su alrededor se moviese más rápido de lo habitual, su mente era incapaz de sentir el cambio de velocidad, pero sí lo traducía en un incremento de la velocidad, por lo que comenzó a marearte al ver afuera del bote, por lo que Káeli bajó la mirada y la dejó fija ahí.

Mientras tanto, en la capital del continente al que se dirigían, estaba trabajando Arryesgo en el establecimiento de hamburguesas donde él era el encargado de recibir las órdenes.

Todo iba como de costumbre, hasta que llegó un sujeto con un fleco de cabello rojizo que le tapaba todo el ojo derecho y estaba bien afeitado: era Esmáx, el amigo de Lyontari; ese día estaba con una ropa deportiva verde con líneas verticales blancas a los costados. Se dirigió al mostrador con una sonrisa de lado al lado teniendo uno de los volantes que habían colocado a lo largo de la ciudad para atraer público al restaurante.

–Buenos días, quisiese tres hamburguesas dobles con el mejor pan que tengas, prácticamente de lujo, con extragrasa animal con ajonjolíes adicionales en el pan, con la carne frita en aceite de oliva por un buen rato. Por favor.– Dice Esmáx.

–Dios mío, ya no sé si vendemos comida rápida aquí o grasa de lujo para frikis…– Piensa Arryesgo mientras toma la orden. –Muy bien, como es una orden muy específica, por temas del negocio me temo que debo cobrarle primero, espero no le moleste. Son 72 acronios con un librón, por favor; si tuviese el librón suelto sería perfecto.– Dice Arryesgo tras hacer la cuenta en un papel.

–Mm… Creo que no nos estamos entendiendo.– Dice Esmáx para mostrarle el volante que habían puesto, en el cual sí, aparecía la hamburguesa y el signo de dinero (£), pero no estaba por ningún lado el precio. –Como verá… aquí está el signo de precio, pero el precio está vacío… eso significa que es cero… y eso significa que es gratis.– Responde Esmáx.

–Ese bastardo de Zayko, le dije que tenía que rayonear ese signo cuando lo escribió por accidente…– Maldice Arryesgo a su compañero. –Disculpe, eso se debe a un error. La razón por la que no hay precio, es porque el precio depende del pedido.– Responde Arryesgo.

–Sí, lo sé, pero en este volante aparece específicamente como gratis… por lo que, el artículo sexagésimo cuarto de la constitución estipula que están obligados a darme el pedido tal y como está en el anuncio o se consideraría publicidad engañosa.– Responde Esmáx.

–Jadeít, ¿por qué tenías que aceptar esa ley ese día en la reunión con el Parlamento?– Piensa Arryesgo mientras intenta buscar alguna salida. –¿Me permite un momento? Debo hablar con mi gerente.– Le dice Arryesgo a Esmáx.

–Claro, claro…– Le responde Esmáx.

–Estamos jodidos, estamos jodidos.– Dice exaltadamente en su mente Arryesgo mientras entra a la sala del gerente. –Espera un momento, quizá sí usó un poco de lástima podría quizá disuadirlo a que cambie de opinión…– Dice Arryesgo para dar marcha atrás y acercarse a Esmáx. –Señor, disculpe. ¿No habrá forma que olvide por esta vez este cartel? O igualmente pudiese pedir una hamburguesa más barata, puedo incluso darle una doble con papas y un refresco si así lo desea.– Intenta negociar Arryesgo con Esmáx.

La CoronetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora