1. Un pésimo inicio

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–Mi nombre es Káeli, Káeli Xyovka.– Dice una chica de cabello azulado, ojos con iris violeta, y una piel bronceada similar al naranja, en una sala donde se encontraba el primer ministro, presidente, vicepresidente, y demás gente.

Ella se detuvo un momento por notar lo raro que era su nombre, pues cabe aclarar que en lengua arinina significa 'del viento' y 'sublimación' cada uno.

–Yo soy la legítima heredera al trono, la que verdaderamente debería gobernar esta nación, la eugobernadora.– Afirmaba la chica frente a un grupo de personas.

Dicho grupo de personas se pusieron rápidamente escépticos, mirándola con suma extrañeza.

–No estoy disparatando. Yo no nací en tiempos actuales, nací durante los apogeos de este reino, el Reino del Aire, lo que hoy en día es una supuesta república, supuesta pues de república tiene muy poco.– Dijo la chica contraponiéndose a su escepticismo.

El público al que iba dirgido el discurso parecía haberse finalmente interesado por lo que la chica decía, escuchándola con atención.

–Las repúblicas se tratan de territorios gobernados por una persona o personas que son reelegidas constantemente por determinado tiempo por el pueblo y a través de la democracia; y quieran negarlo o no, esto no lo es; solamente es una dictadura haciéndose pasar por una democracia, un dictador haciéndose pasar por un gobernador democrático que irónicamente, es él mismo el que se reelige, y ese es el problema.– Tomó un poco de aire tras decir ello la chica.

Alguien del público por su parte preguntó que si entonces su problema era que el país fuese una nación a lo que ella respondió.

–No tengo ningún inconveniente con las repúblicas, al contrario, he visto que desde siempre han llevado en algunas ocasiones mejor gobierno que la tradicional monarquía, pero si lo que ocurre es la inexistencia de la misma, haciéndose pasar solamente por ella, entonces no estoy de acuerdo con ello; no soy la única en tener este pensamiento, todo el pueblo está de acuerdo conmigo: de seguir así, el reino entero caerá, como muchos países han caído, en la desgracia. Todo esto es por la reelección de un gobernador que no sirve para nada. Por eso me he venido hoy a interponer sobre lo que se ha impuesto: Regresar a la Corona Real a su poder y desvanecer su Coroneta.– Dice Káeli terminando con su discurso.

Todo esto ocurrió mientras ella se encontraba dormida, soñando todo lo anterior… Aunque se sintió, extrañamente, totalmente real.

Poco después de ello, se echaron a reír a carcajadas todos en la susodicha sala, y entonces, Káeli despertó de su profundo sueño.

Agitada su respiración, le fue inevitable soltar unas lágrimas de la desesperación, y vergüenza que había pasado en aquel lugar. Intentó contenerse, pues no quería despertar a nadie en el lugar en el que vivía.

–…Maldita sea…– Dijo entre dientes. –…Lo peor es que no está muy lejos de la realidad eso… …Quisiese poder saber qué hacer… …Necesito algo con lo que validar mi puesto, pero no sé qué… …No puedo llegar nada más así por así, …podría llegar a ir hasta la cárcel…– Dice para ser interrumpida por una de sus vecinas.

–¡Dejad dormir al prójimo! ¡Maldición, Xyovka! ¡Los sueños son como el socialismo: no funcionan!, ¡deje de llorar, marica!– Dijo su vecina gritándole, la cual se encontraba en la otra calle.

Káeli de inmediato guardó silencio, y se recostó nuevamente en su cama.

–Olvidaba el buen oído que tiene.– Dijo en sus pensamientos, e intentó conciliar el sueño hasta finalmente lograrlo.

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