El silencio que siguió a las palabras de Káeli fue abrumador; temió que su mensaje no hubiese llegado a tocar el corazón de la multitud, pero entonces, un murmullo comenzó a crecer, alzándose las voces poco a poco en apoyo de Káeli.
Káeli sintió una ola de alivio y determinación mientras veía a varios hombres acercarse corriendo hacia el enfrentamiento. Sabía que esto solo era una pequeña ayuda, significativa, pero debía ir detrás del presidente si querían ganar. Dejó caer la gema y descendió a través de una puerta que había ahí, bajando con agilidad y comenzó a correr por los pasillos, en busca del presidente.
Finalmente, llegó a una gran puerta de madera: Ella sabía que detrás de esa puerta se encontraba el despacho del presidente, así que intentó abrirla, pero al ver que no abría activó su máscara de caballo blanco y tiró la puerta de una patada.
El presidente estaba allí junto a varios guardias que estaban apuntando a la puerta, rápidamente lanzaron sus flechas, pero Káeli rápidamente los esquivó gracias a su gran agilidad en el aire.
–がゎコエンかゎ!– Exclamó Káeli tirando al suelo a todos los guardias.
Káeli volteó a ver al presidente quien estaba con una expresión de sorpresa y miedo en su rostro.
–¿Qué quieres?, ¿dinero?, ¿poder?– preguntó, su voz temblorosa.
Káeli avanzó con determinación, sus ojos fijos en el hombre que había causado tanto sufrimiento a su pueblo.
–Lo único que busco es poner fin a tu tiranía. El pueblo ha hablado y no puedes ignorar más su voz.– Le respondió a su pregunta.
–Si las cosas son así…– Decía el presidente mientras una gema que tenía en un pirsin de la oreja comenzaba a brillar. –めゎレめゎれル ゼルネアス。– Exclamó.
Káeli se preparaba para cualquier hechizo que él fuese a utilizar, sin embargo, no pasó nada aparentemente. Káeli se sintió extrañada de ello y al voltear hacia los policías notó cómo estos estaban totalmente pálidos e inertes en el piso, como si les hubiesen arrebatado toda vida.
–¿Qué?… ¿Qué hiciste?– Le preguntó Káeli volteando hacia el presidente, incrédula de lo que veía.
–Usaré los medios que sean necesarios para conseguir mis fines.– Afirmó el presidente comenzando a preparar un hechizo.
–Desgraciado…– Dijo Káeli entre dientes y corriendo hacia él para evitar que terminase su hechizo.
–Adelante, atácame con tu magia del tiempo o del Reino del metal.– Le dijo provocativamente a Káeli.
–No…, solo necesito mi magia de mi pueblo para vencerte.– Dijo Káeli comenzando a cargar magia.
–がゎコエンかゎ。– Pronunció el presidente antes que Káeli pudiese tocarlo, aventándola hacia la pared con una terrible ráfaga.
Káeli sintió cómo su brazo izquierdo estaba malherido gracias al impacto. El poder que tenía el presidente en este momento superaba con creces el poder de Káeli.
–¿No decías que tan solo necesitarías la magia de mi pueblo?– Decía acercándose confiadamente.
Káeli se levantó con dificultad con su brazo izquierdo colgando inerte a su lado. El dolor era intenso, pero no podía permitirse el lujo de rendirse ahora; con la mirada fija en el presidente, invocó su armadura zodiacal.
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La Coroneta
FantasyEste mundo mágico es la cuna de una profecía: Una niña, Káeli Xyovka, se convertirá en la amenaza de la Corona. La Corona no está dispuesta a ello, así que envía a sus tropas a masacrar la torre donde vivía, en la nación vecina, sin embargo, logra s...