En la familia Farage la independencia a una edad temprana no era una norma. Más bien al revés. Sus padres los invitaban a permanecer con ellos hasta que (y sólo si) se casaran. Entonces podrían marcharse para formar sus propias familias. Si no se casaban, ¿por qué no permanecer en el agradable y tranquilo seno familiar? ¿Qué motivo existía para irse?Que hubiesen tomado sus ahorros y decidido salir solos fue una decisión de la que todos querían opinar, incluso aquellos que no tenían relación alguna con esto, como los familiares que tenían en Oriente. Su padre frunció el ceño de una manera que les dejaba en claro que no le agradaba la idea, aunque no se opuso de forma abierta, su angustiada madre los trató como un par de niños que querían largarse sin razón y su hermano mayor les dijo que podía darles dinero.
Ellos no querían su dinero. Estaban acostumbrados a esto. Mientras su hermano hacía de todo, ellos eran niños jugando en la trastienda y ocultándose en los rollos de tela.
Sus padres les dijeron que apoyarían a Meissa si decidía buscar pareja, incluso si no era un árabe, y que podía trabajar con su madre, si lo prefería. Podía tomarse su tiempo. Ellos entendían que una chica podía conseguir muchas más oportunidades en Occidente.
A Suhail podrían haberlo enviado a hacer de asistente de su hermano mayor. O entregarle una pequeña sucursal y ver qué tal. Su padre hablaba de esto de forma desdeñosa, sin comprender por qué querrían irse.
Quizás nunca lo entendiese, pero eso estaba bien. No hacía falta que entendiese. De a ratos, ni siquiera ellos estaban seguros de lo que buscaban.
Meissa reunió el dinero sobrante que su padre le daba para sus gastos y cada centavo de lo que ganó ayudando a las costureras, mientras que Suhail se pasó varios meses en la tienda y ahorró incluso las comisiones por ventas. Su presupuesto abarcaba alrededor de seis meses de hospedaje, comida y algunos gastos básicos que pudiesen presentarse.
¿Y entonces qué?
Esa fue la pregunta que su hermano mayor, Aziz, les hizo cuando salieron de casa con sus maletas.
¿Y entonces qué?
¿Iban a buscar trabajos que no tuviesen conexión con la familia? ¿Eran unas vacaciones? ¿Eran unos meses sabáticos? ¿Harían cursos especiales?
El por qué se iban y el qué harían era una idea borrosa y reconocían que se trataba de un gran vacío en sus planes. No eran tan responsables como lo fueron organizando sus presupuestos, es verdad.
Pero necesitaban hacerlo. Y ya que no creían que tuviesen nada que perder y sí mucho que probar, cuando se pararon de nuevo frente a ese edificio, estuvieron en silencio durante unos segundos.
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Serendipia
Fantasía❝A veces cuando buscas algo, encuentras una cosa completamente diferente. No es casualidad. No existen las casualidades❞ Suhail y Meissa creen que han elegido un edificio por casualidad, porque las circunstancias los empujaron en esta dirección, sin...