El chico que arroja la carta

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Luján les hizo algunas preguntas a las cartas sobre la teoría de Roma y recibió varias respuestas afirmativas, por lo que luego les explicó lo que creía

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Luján les hizo algunas preguntas a las cartas sobre la teoría de Roma y recibió varias respuestas afirmativas, por lo que luego les explicó lo que creía.

—No es que no haya funcionado, realmente parece que sólo puede pasar con los seis en el edificio a la vez, pero no fue anoche —Se encogió de hombros—. No debe ser algo que podamos provocar tan deliberadamente…

París tomó esto como una señal para organizar más pijamadas. Dorian y Luján le dirigieron miradas resignadas.

—Tendremos pijamadas cuando tú no tengas turnos de noche —París apuntó a Dorian. Después se dirigió a Luján:—. ¡Y tú ya no te estés escapando en la noche para ver a Alí! ¡Préstanos atención!

—Alí me consiguió lecturas con clientes que sólo tenían tiempo en la noche-

París lo ignoró, enfurruñado. Entonces recordó ver a Meissa para preguntarle su opinión.

—No tengo problema…

París observó a Suhail de reojo. Luego lo ignoró también.

—¿A mí no me preguntas?

—No, a ti no —París sacudió la cabeza.

En las próximas noches, Luján y Roma compartieron pijamas de vaquitas, de Chimuelo y Furia Luminosa e incluso de Pokemón. Luján tenía la de jigglypuff y Roma la de chikorita. Como sabían que a París le encantaban, Luján se apareció una noche con tres pijamas a juego que simulaban atuendos de los Tres Mosqueteros.

A París se le olvidó que intentaban deshacerse de una tela viviente que quería ahorcarlos y utilizó una espátula como espada para perseguir a Roma y Meissa por la sala.

—¡Devuelve a la princesa, falso D'Artagnan!

Roma corría adelante, llevando a una divertida Meissa con ella. Miró hacia París, sacudió la cabeza y soltó un sonido negativo de "uhm-uhm".

No escucharon a Luján cuando les dijo que deberían intentar dormir un rato por si la tela aparecía, así que Dorian se metió en su camino y "capturó" a París, que comenzó a retorcerse y chillar.

—¡Mosqueteros! ¡MOSQUETEROS! ¡¿Dónde está mi parte de "todos para uno"?!

Roma y Meissa jadeaban por la persecución y se reían al ver a París "pelearse" con Dorian, apuntándolo al pecho con la espátula que debía ser una espada.

—¡Ya estás muerto, Dorian!

—Tengo chaleco anti-espadas —replicó él, bastante seguro.

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