La chica del hiyab

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A dos semanas de haberse mudado, Meissa ya no encontraba nuevas ofertas de empleo a las que pudiese enviar su información

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A dos semanas de haberse mudado, Meissa ya no encontraba nuevas ofertas de empleo a las que pudiese enviar su información. No esperaba que fuese tan difícil.

Las personas preferían "empleados neutrales", lo que quería decir que estaba bien si llevabas un colgante con una cruz católica a tu trabajo, ¿pero una chica árabe con su hiyab? No, eso no era "neutral". La dueña de una tienda de ropa le dijo que podía tener el trabajo mientras no lo usase en horario laboral.

Meissa no entendía por qué tenía que quitárselo para trabajar y la idea no le gustaba. La hizo sentir que había algo mal con ella, así que siguió el consejo de su hermano mayor, que le escribía a diario, acerca de no forzarse y continuó buscando. Seguro tenía que haber una persona a la que no le importase cómo era, sino que trabajase bien.

Pero no fue tan fácil como esperaba. No es que tuviese una ilusión de ser aceptada en el primer trabajo en dos días, ¿pero eran necesarios los comentarios?

"No hace falta que lo uses"

Meissa sabía que no "hacía falta". Podría haber ido sin el. Si quisiera. No quería. Le gustaba usarlo, era su símbolo de fe. Su conexión especial con su hogar y sus creencias.

"¿Tu padre te está obligando a usarlo?"

¿Por qué tenían que pensar que su padre la obligaría a algo y no que ella podría haberlo elegido?

Su padre los cuidaba mucho, precisamente porque los quería fue que intentó que tuviesen todas las opciones posibles. Meissa creció viendo a su madre usar uno, la escuchó hablar de lo que significaba para ella, y cuando le preguntaron si quería llevar uno, ella decidió que sí. Que era un signo precioso. Que quería sentir lo que su madre le describía.

¡Incluso podía tenerlo en sus colores favoritos!

¿Por qué debían tratarla como si fuese incapaz de pensar por sí misma?

"Aquí no usamos eso"

Claro, Meissa entendía que Occidente era mayoritariamente católico o de religiones que compartían ese Dios, pero había visto a las religiosas católicas, las monjas, y ellas iban cubiertas por completo, a excepción del rostro y las manos. Si ese era un símbolo de fe para ellas, ¿cómo este velo no podía serlo para alguien más?

Siempre había alguien que la miraba cuando salía y ella sabía que era por esto. Pensó que se trataba de simple curiosidad, ya que desconocían los detalles de la religión o porque en algunos ambientes no era común ver a una mujer usando un hiyab.

La curiosidad no tenía nada de malo. Si le preguntaban al respecto, Meissa incluso estaba feliz de explicarles para que no tuviesen ideas erróneas que pudiesen lastimar a otra persona.

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