Luján intentó mantener la calma para no alterar a los ancianos dueños del edificio. Se metieron a un pequeño espacio que tenía salida hacia la planta baja y al apartamento de los ancianos. Tras unos segundos, todavía no oían nada extraño ni la tela empujaba la puerta para entrar de repente, así que exhaló, se sentó en el suelo y comenzó a separar los mazos.
En cuanto tuvo los mazos de número, los de preguntas directas y los Mayores por separados, sostuvo el último para empezar a barajar.
—¿Qué fue eso? —le preguntó París, poniéndose de cuclillas frente a él.
Luján sacudió la cabeza, ceñudo, y eligió una carta del mazo. Era el Gris. Una figura de edad avanzada con una larga túnica y sombrero grises. Sujetaba un bastón con fuerza, como si fuese a usarlo para golpear algo en cualquier momento.
Puso la carta a un lado y eligió una de la baraja de cartas menores. Salió una carta dorada y marrón con un número seis en el borde y seis coronas apiladas en el centro.
—Intento creer que no es todo culpa de esas cartas tuyas y tus trucos raros —Escucharon que decía Suhail, de mala gana—, pero es difícil pensar en otra cosa cuando acaba de perseguirnos un montón de tela.
—No es culpa suya —replicó París, negando—, más bien está viendo cómo arreglarlo.
Dorian y Roma, que se hacían una idea de la situación, se arrodillaron junto a ellos. Los Farage lucían indecisos. Como Meissa no tenía idea de qué pasaba, decidió averiguar primero y se puso a su lado también.
—¿Por qué somos los únicos preocupados por un montón de tela viviente?
—No pudo estar viva —Suhail sacudió la cabeza. Se había quedado recargado en la pared, de brazos cruzados, y no parecía tener ninguna intención de moverse de ahí.
Roma le pidió un momento a Meissa con un gesto y le tocó el hombro a Luján.
—El Gris habla de cambios importantes, una advertencia —le explicó Luján, en voz baja—. El seis de coronas es de tierra. Resolución de diferencias, armonía, cooperación. Seguramente los que están en este cuarto, incluso si no son del grupo original, ya estén un poco afectados por esto…
Suhail carraspeó para recordarles que ni su hermana ni él entendían algo. Cuando lo vieron, extendió los brazos a sus lados y adoptó una expresión interrogante.
—A veces suceden cosas raras aquí —Luján se encogió de hombros.
No era tan diferente de la respuesta que le dio con las cartas, así que Suhail se molestó, contuvo el impulso de mandarlos a la mierda y abandonó la habitación dando zancadas.
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Serendipia
Fantasía❝A veces cuando buscas algo, encuentras una cosa completamente diferente. No es casualidad. No existen las casualidades❞ Suhail y Meissa creen que han elegido un edificio por casualidad, porque las circunstancias los empujaron en esta dirección, sin...