Suhail había aceptado esta misión por la comida principalmente. París le ofreció un postre de su elección durante una semana a cambio de la "información crucial". Lo consideraba un buen trato.Un rato después de su turno en la cafetería, Suhail se paró en la puerta del apartamento de su hermana y tocó con los nudillos. Oyó su voz diciéndole que podía pasar.
Se encontró con Meissa en el sofá de la sala. Tenía las piernas extendidas sobre el reposabrazos del otro lado del mueble y la espalda recargada en el extremo contrario. Sus manos estaban ocupadas en un bordado.
Sonrió al ver que era él y siguió ocupándose de la tela.
—Pensé que sería París. Mira lo que estoy haciendo —Le pidió con gestos que se acercara y le mostró la tela sobre la que había un diseño a medio bordar de un patrón complicado.
—Es bonito —contestó Suhail, sincero.
Cuando eran niños, Meissa corría entre las telas de la tienda, riéndose, y a veces él se detenía frente a las paredes de los bordados y se distraía con los patrones.
—¿Viniste por algo o para acompañarme? —le preguntó Meissa, con los ojos puestos en su tarea—. ¿Qué tal te va con Lu?
Suhail se dejó caer en el otro lado del sofá, empujando sus piernas para que las flexionase. Luego las puso sobre las suyas, de manera que ella continuaba en la misma posición.
—No pude dormir mucho mientras daba vueltas por ahí.
—Lo oí cantar —Meissa no pudo evitar reírse—. Es divertido estar con ellos, ¿no crees?
—Supongo.
—¿Estás feliz? Porque te ves feliz —Entonces sí que lo observó de reojo, con una expresión suave—. ¿Te sientes mejor ahora?
Suhail exhaló y echó la cabeza hacia atrás, apoyándose en el respaldar del asiento.
—No espero que estés bien de repente —continuó Meissa, sin decepcionarse—. Es un proceso lento. Aziz dijo que volvieses con el psicólogo si querías, él lo paga, tómalo como "tu molesto hermano mayor metiéndose en donde no lo llaman" —recitó con la misma seriedad con que debió hacerlo Aziz al teléfono.
Suhail alzó el brazo y lo flexionó para cubrirse los ojos.
—El psicólogo anterior era un idiota. Y la última no paraba de insinuar que el problema era nuestro padre y la religión —Suhail murmuró lo último entre dientes.
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Serendipia
Fantasía❝A veces cuando buscas algo, encuentras una cosa completamente diferente. No es casualidad. No existen las casualidades❞ Suhail y Meissa creen que han elegido un edificio por casualidad, porque las circunstancias los empujaron en esta dirección, sin...