La chica que sueña

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Roma tuvo un sueño

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Roma tuvo un sueño.

El suelo estaba tan cubierto de barro como las últimas veces que veía esto, pero sus pies se detuvieron. No corría. Miró hacia atrás, jadeando, y la multitud todavía permanecía a una distancia que le daba una vaga sensación de seguridad.

Entonces se daba la vuelta.

Y ante ella, se alzaba una estructura en llamas. Esas eran las luces naranjas, rojas y amarillas. Se enroscaban en el aire y no paraban de extenderse, derribando algunos trozos de la casa que no podía resistir bajo el calor del fuego.

Luego corrió hacia allí.

Al mismo tiempo, un piso más arriba, París se despertaba sobresaltado, jadeando y cubierto de sudor frío. Echaba un vistazo alrededor para comprobar que no hubiese nadie siguiéndolo y sólo respiró con más calma al escuchar a Dorian trastear en la cocina.

Decidió levantarse e ir a lloriquearle sobre que tuvo una pesadilla. Con suerte, Dorian le rodearía los hombros con un brazo. Eso siempre era un buen consuelo, ¿no?

Alrededor de una hora más tarde, Roma y París se reunían en la sala de Luján. Su objetivo principal era hablar del sueño y de por qué no podían encontrar al siguiente "espíritu", pero en cambio, presenciaron una escena bastante curiosa.

Alí estaba de visita. Le mostraba a Luján algo que le trajo en una bolsa de papel, Luján veía hacia Suhail para decirle que era de lo que le había hablado, sonreía y regresaba su atención al otro chico.

Y Suhail continuaba comiendo con un ceño fruncido que era casi demasiado obvio.

París y Roma intercambiaron miradas.

"¿Se acostumbró a tener la atención de Lu estos días?" París le preguntó mediante señas.

Roma siguió observando la escena, pensativa. Contestó sin verlo.

"No creo que sea eso"

"¿No le agrada Alí?" París titubeó. "Puede ser un poco intenso y obvio con su interés por Lu"

"Tampoco creo que sea eso" repuso Roma, negando después de las señas.

París volvió a observarlos durante unos segundos. Alí se despidió de Luján con un beso en la mejilla y Suhail se ahogó con su bebida.

"Estoy seguro de que no es homofóbico" insistió París. "Ya lo habría golpeado si lo fuese"

Roma le dedicó una mirada larga y suspiró.

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