Epilogo

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Serendipia tardó mucho tiempo en convertirse en lo que se conoce en la ciudad hoy en día

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Serendipia tardó mucho tiempo en convertirse en lo que se conoce en la ciudad hoy en día. No sucedió durante ese año, ni al siguiente, ni al otro.

Pero hubo algunos detalles en sus inicios que le eran desconocidos al público, como la negociación de los Farage con dos espíritus kármicos.

—Deberíamos tener un descuento familiar —propuso Meissa, inclinándose desde su lado de la mesa— porque nos conocen desde hace dos vidas...

—¿Dos vidas? —La señora Jo resopló—. Mi niña, a ti te he visto al menos en tres y a este lo encontré tropezando muchas veces por los lugares incorrectos —Agitó su mano hacia Suhail.

—Entonces descuento por pésimas condiciones —indicó Suhail, serio.

—¿Cuáles pésimas condiciones? —gruñó el señor Eddie.

—Una cucaracha pasó sobre mi pie la primera vez que entramos —recordó Suhail, arqueando las cejas.

—¿La notaste? —La anciana adoptó una expresión de sorpresa—. Yo te vi muy embelesado con Lu para notar lo que fuese.

—Lo estaba, lo estaba —París asintió, solemne, hasta que Suhail le dio una patada sin fuerza por debajo de la mesa.

—Tú ni siquiera estuviste allí-

—Pero lo estabas —aclaró Luján, acercándose desde atrás para rodearle los hombros con los brazos y apoyarse en su espalda—. ¿Qué dijiste que era lo que estaba usando...? Ya ni lo recuerdo, pero tú sí-

—No voy a contestar a eso para que me molesten más —replicó Suhail, cruzándose de brazos.

Luján se limitó a darle un beso en la cabeza, sonriendo, y Suhail ignoró las bromas de París.

La intervención de Aziz y las reacciones de los espíritus kármicos.

—¡Pero qué chico tan buenmozo! —exclamó la señora Jo. Luego miró a Suhail de reojo—. Tú todavía te puedes ver así un día, mi niño, no te preocupes...

—Tiene un muy buen karma acumulado —les susurró el señor Eddie, que no paraba de asentir con aire conocedor.

Estuvieron mucho más dispuestos a negociar con él debido a esto.

Los sueños de Roma acerca de ese nuevo futuro.

—Esto es...—Luján quiso hacer un comentario acerca de la página que ella le entregó en el diario de sueños, pero Roma se llevó el índice a los labios y negó.

"Sabes cómo funciona el futuro. No lo digas" fue lo único que le indicó.

Las noches en vela conversando en torno a una mesa con la compañía de bebidas calientes repartidas por Dorian.

—¿Es posible? —Meissa echó una ojeada a los cálculos en el papel que su hermano sostenía, se dijo que este tipo de tareas no eran lo suyo y decidió cederle el lugar a su novia.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora