Lucius
- Por favor, su majes...- Lo siguiente que salió de su boca fue un gorgoteo de sangre en su garganta y después nada. Lancé el cuerpo inerte en el suelo y limpié mi espada con su ropa. Sonreí al ver el cuerpo del espía que le daba información a los cazadores de vampiros sobre mis movimientos. Era un simple mestizo mitad vampiro mitad humano que creía que un humano podría deshacerse de mi.
Que divertido. Levanté la cabeza logrando ver la luna llena sobre mi cabeza. Sonreí ante el olor de la sangre que llenaba el aire.
- Su majestad.- Un guardia se dirigió hacía mi con cautela.
- ¿Qué sucede? - Envainé mi espada y me dirigí al vehículo. El guardia me siguió a una distancia razonable, otro de ellos que venía conmigo comenzó a encargarse del cuerpo.
- Su majestad, la reina, lo solicita para la cena de esta noche. Dice que es importante.- Comunicó.
Fruncí el ceño preguntándome que era tan importante como para hacerme regresar. Suspiré y le ordené que iniciara el viaje hacía el palacio.
Me limpié las manos con mi pañuelo y lo volví a colocar en mi bolsillo. Me recosté por un momento pensando sobre la situación de las Kisas.
Sus movimientos parecían demasiado organizados como para que alguien de su raza lo pensara, así que abría la posibilidad de que hubiera alguien de otra raza detrás. El reino de los vampiros ya tenía suficiente con los intentos de rebeliones y los cazadores. Había varios cambios en el sistema y entre ellos estaba uno que no podía ignorar.
Kelian Dragomir había asesinado a su padre sin justificación alguna, cuando lo mandé llamar para interrogarlo, solo había dicho que estaba aburrido de no tener un título. Decidí encerrarlo por un tiempo y volver a preguntarle, pero su respuesta era la misma. Si decidía castigarlo, entonces tendría que deshacerme de toda la familia Dragomir, eso sería innecesario. La inteligencia de Kelian Dragomir se desperdiciaría terriblemente si lo mataba, si colocaba a los hermanos Dragomir de mi lado podría protegerme de futuras rebeliones.
- Sobre el asunto de Kelian Dragomir.- Comencé a hablar hacía mi secretario, quien conducía con atención en el camino.- Si decide jurarme lealtad, entonces libéralo y dale el título de su padre.- Ordené y él asintió. No fue necesario decir más.
Si decidía negarse, entonces lo mataría y a toda su familia.
Llegué al palacio minutos más tarde, me baje y crucé las puertas del palacio para encontrarme justo con Ivyridiana en un vestido azul y una cola alta.
- Apresúrate, ya es tarde para la cena.- Me instó.
- Subiré a darme un baño.- Di un paso para desviarme hacía las escaleras cuando sentí los brazos de Ivyridiana rodearme para detenerme.
- No, vamos a cenar.- Insistió llevándome hacía el comedor.
¿Por qué insistía tanto? Fruncí el ceño antes de percibir la presencia de alguien más a metros de distancia. Idara. Miré a la reina molesto por tenderme una clara trampa para cenar con su hermana gemela, ella solo sonrió y continuó empujándome.
- No es apropiado, Ivyriana. Acabo de llegar de una cacería, se pondrá enferma por el olor a sangre.- Argumenté tratando de huir. No me sentía cómodo al entrar a una cena así.
Ivyridiana detuvo a una empleada del aseo que pasaba cerca e inspeccionó los artículos de limpieza que llevaba antes de tomar un aromatizante y rociármelo completo encima.
- ¿Qué demonios...? - Me acerqué la manga a mi nariz. ¿Manzana - Canela? Odiaba ese olor. Ivyrirdiana se rio en mi cara y terminó por empujarme hasta que entramos al comedor donde estaba ya sentada la princesa Idara, se puso de pie y se inclinó a modo de saludo. Tomé su saludo y le ordené que tomara asiento y luego hice lo mismo en la cabecera del comedor.
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Villanos (La guerra eterna parte III)
FantasyCulpables. La historia siempre buscará culpables. Maxwell lucius Arscorth se convirtió en el rey de los vampiros, sentándose en un trono construido en sangre e iniciando una cadena de muertes sin sentido, tiranía y traiciones. Caliope Montefher Vari...